Diego Muñoz Marroquín
La maquila ha sido para varios países parte de su desarrollo y generación de empleo, bajo esta figura un empresario, (generalmente extranjero), contrata la fabricación de mercancía, normalmente ropa, pero también autopartes o hasta microchips, con el fin de ahorrar costos de producción, pues este tipo de sistemas se implantan en países con mano de obra barata, o hasta esclavizada, como se ha visto en algunos países asiáticos. En muchos de ellos esta mercancía es libre de impuestos pues el destino final no es el país maquilador.
El origen de la palabra Maquila tiene más de 1000 años y deviene de la expresión árabe Makilah que significa medida, y, en síntesis, era la porción que se le daba al molinero por el maíz que había molido, así recibía el pago por el trabajo efectuado. Si bien la persona que pagaba era generalmente el dueño, también existía la posibilidad que a quien molía le dieran apenas su sustento en harina por la labor realizada.
La maquila, per se, no es mala para una economía en desarrollo, pues es generadora de empleo y actividad industrial en el país que la aplica, el problema real es pensar como maquiladores, es decir, contentarnos simplemente con la pequeña remuneración recibida y no aprender, y menos, retomar la tecnología aprendida e implementarla como fuente de desarrollo para avances innovadores. Aunque en muchos de estos contratos, quien encarga la manufactura se cuida de segmentar la fabricación para que ninguno de los de la cadena aprenda de manera clara como se llega al producto final, debería ser nuestra política de país exigir que así fuera.
Muchos creemos que China es un país Maquilador y no se equivocan, en Asia se produce casi el 50% de la manufactura mundial, la diferencia entre china y países como el nuestro es que han visto esta figura como una mera etapa de su proceso de desarrollo y no como un fin; por tal razón, cada una de las cosas que China permite que fabriquen en su territorio es previamente estudiada y a prendida a profundidad por el gobierno. Cualquiera puede fabricar en China desde un IPhone hasta un Ferrari, pero previamente deberá enseñarle a las entidades tecnológicas, cada uno de los detalles de la fabricación y producción, así, cuando la patente expire o cuando quieran empezar una producción nacional con sus marcas propias lo harán sin ningún problema, por eso vemos en el mercado teléfonos de muy alta tecnología marca HUAWEI, carros que nada le envidian a los de alta gama pero marcas ZOTYE y así sucesivamente en los diferentes ramos de la industria, mientras tanto en Colombia creemos que el negocio es ser ¨la gran despensa agrícola” y no los grandes manufactureros de alimentos procesados como deberíamos ser.