Eduardo Gutiérrez Arias
Hace un año en el teatro Colón de Bogotá, las FARC firmaron la paz definitiva con el Estado colombiano. Como consecuencia de ello se concentraron en las llamadas Zonas Veredales de Normalización, entregaron sus bienes por un valor superior al billón de pesos, hicieron dejación de sus armas en manos de la ONU y se transformaron en partido político legal. Los principales compromisos del Estado siguen sin verse. La reglamentación de la Jurisdicción Especial de Paz (JEP) para juzgar delitos de lesa humanidad cometidos en la guerra, sigue empantanada en el congreso y su esencia ya no es la misma que se pactó entre el gobierno y la guerrilla, la reforma política, convertida en un esperpento jurídico con los ajustes introducidos, tampoco ha sido aprobada, la reforma agraria integral ni siquiera se ha presentado para su discusión en el congreso, los campesinos despojados de sus parcelas no han podido regresar a ellas, las Circunscripciones Especiales de Paz, para elegir 16 nuevos representantes a la Cámara por zonas olvidadas y deprimidas, tampoco ha sido aprobada aún y el Congreso busca convertirla en un nuevo botín para los partidos mayoritarias en el mismo. A las FARC ya les han asesinado 21 de sus militantes, 96 líderes sociales y defensores de derechos humanos han muerto en atentados durante este año y el delegado de la ONU en el país como garante del cumplimiento de los acuerdos por las partes, ha dicho que las zonas abandonadas por la guerrilla están siendo copadas por grupos paramilitares de las bacrim y por el ELN con la complicidad de oficiales del ejército colombiano. Henry Castellanos, más conocido como Romaña, debió ser sacado de la zona Veredal de Tumaco por serias amenazas contra su vida.
Como vemos, tienen razón las FARC cuando dicen que los acuerdos de paz están en crisis y llaman al presidente como jefe de todos los poderes de la Nación, a que enderece el rumbo. El problema es que su poder está muy debilitado y su voluntad política para hacerlo, también. Cree que con haber firmado estos acuerdos hace un año ya cumplió con la historia. Pero en este país de tantas guerras, muchos de los pactos de paz se han convertido en factores de discordia que han comenzado la siguiente confrontación armada, que casi siempre inicia con el asesinato de los líderes más preclaros del sector progresista como Jorge Eliecer Gaitán, Jaime Pardo Leal y Luis Carlos Galán.