Francisco Argüello
Los 51 días de paro de pilotos de Avianca deberían poner a reflexionar a Germán Efromovich, su presidente, por la salvajada de cobros en los tiquetes aéreos que la empresa cobra desde Bogotá hacia Neiva. Los opitas- como hicieron los tripulantes de las aeronaves- deberíamos entrar en cese y al menos no volver a volar en dicha aerolínea. Entiendo que es cómoda, cumplida (Easyfly no queda atrás), los aviones son más grandes (aunque los que vuelan en cielo opita son ‘microscópicos’), pero no hay derecho que un tiquete desde Neiva hacia Bogotá con tres días de anticipación alcance los 430 mil pesos. Y eso que, según la página de la aerolínea, es en clase económica. Si le apetece la tarifa flexible (es casi la misma joda) 644 mil pesos. Y si el bolsillo lo tienen pulpo y el usuario desea gozar de un ‘caché’ absurdo paga hasta 870 mil pesos un solo trayecto, así vuele en las mismas sillas (las de los aviones que van hasta la capital huilense casi siempre son las mismas).
Avianca- la misma que inexplicablemente paralizó el transporte aéreo en el país durante el paro porque a los colombianos les encanta pagar caro- nos ha sacado hasta los ‘hígados’ en materia económica en el departamento. Y nadie ha podido con los excesos de la multinacional. Ariel Rincón Machado, presidente de la Cámara de Comercio de Neiva, es uno de los que más ha protestado para que los precios sean coherentes, pero ha sido en vano. También lo han hecho el actual y anteriores gobernadores del Huila, pero a Avianca le importa un pimiento. Con los precios trepados en el techo siguen vendiendo tiquetes como arroz y eso es lo que finalmente les importa.
Lo que resulta inexplicable es que con tres días de anticipación coticé (solo para esta columna) por internet tiquetes aéreos a Miami, Estados Unidos. Y en LAN, partiendo desde Bogotá, en la misma fecha, vale 503 mil pesos. Es decir, volar desde la capital del país hacia Neiva es casi el doble de costoso que a Norte América.
Los sobrecostos no son de ahora. Vienen de tiempo atrás y seguirán en firme, mientras los opitas –inexplicablemente- sigamos pagándoles las ganas y quejándonos en tono bajo como si les tuviéramos miedo y les saliéramos a deber. ¿Seremos torpes?
Nota uno: La medida de restringir el parrillero en motocicleta (que no sea de la familia) para prevenir los raponazos y el mototaxismo, no es un invento del alcalde Rodrigo Lara. Lo adoptó Héctor Aníbal Ramírez y Pedro Suárez y la medida empezó con frío y terminó con escalofrío.
Nota dos: Neivanos, los mismos concejales que irán a sus casas a pedirle su voto para asegurar su silla en el próximo período, son algunos de los que hoy se oponen a que en Neiva se deje de explotar petróleo en la zona de nacimiento del Río Las Ceibas, que surte de agua a la ciudad. ¡Qué tristeza!
Nota tres: ¿Alguien sabe de la vida de Emiro Merlano, exgerente de Diselecsa? ¿Ya se entregó a la justicia por presunto acoso sexual a menores de edad? O, ¿sigue escondido?