Profunda consternación causó en el Huila el caso de Liliana Medina, la mujer neivana asesinada a manos de su compañero sentimental, en hechos ocurridos en la capital del país. Tal como lo registró ayer LA NACIÓN, el hombre, natural del municipio de Hobo, producto de los celos, asesinó además a su hijo y luego se quitó la vida. La pareja estaba en plan de separación, de acuerdo con la información dada a conocer por las autoridades. El reporte de la Policía de Bogotá es crudo: “John Freddy Zamora, al parecer llevado por celos pasionales, el pasado sábado encerró a su compañera sentimental, con la cual estaba adelantando su proceso de separación y a su hijo, dentro del apartamento 421 de la carrera 91 con calle 131, en donde los asesinó a bala”. Imágenes de la mujer en vida posando en varios lugares del Huila se tomaron ayer las redes sociales.
A todas luces se trata de un caso profundamente doloroso pero que retrata el grave problema de violencia contra la mujer en el país. A junio de 2017, más de 6 mil 200 mujeres habían reportado algún tipo de amenaza, de las cuales 1.658 eran catalogadas críticas. El 50% de las amenazas provienen de compañeros sentimentales, el 30% de exparejas y el 10% de esposos y novios. Durante los primeros 6 meses de este año, fueron asesinadas casi 400 mujeres en todo el territorio colombiano.
Claramente estamos ante una problemática que pareciera no ha tenido la suficiente atención de parte del Estado. Tristemente, el tema se aborda cada vez que ocurre un caso de impacto, pero vuelve y cae en el olvido. Colombia se estremece, pero no ocurre nada más. Mientras tanto, las cifras frías de mujeres maltratadas y violentadas siguen creciendo. ¿Cuántos asesinatos más de mujeres a manos de sus compañeros sentimentales y exparejas deben pasar?
“Claramente estamos ante una problemática que pareciera no ha tenido la suficiente atención de parte del Estado. Tristemente, el tema se aborda cada vez que ocurre un caso de impacto, pero vuelve y cae en el olvido”.
EDITORIALITO
Siguen las muertes violentas en el municipio de Campoalegre. La Policía, como responsable de la seguridad ciudadana, debe disponer de toda su capacidad operativa y de inteligencia para devolverle la tranquilidad a la región.