BBC Mundo
“Sus acciones buscaban sembrar la muerte”.
Esta es la rotunda conclusión de la fiscal del caso de Valentino Talluto, un italiano condenado este viernes a 24 años de cárcel por infectar intencionadamente de VIH a 30 mujeres.
Tras el seudónimo de “Hearty Style”, Talluto conoció a través de páginas de citas y redes sociales a más de 50 mujeres con las que tuvo relaciones sexuales sin protección y sin revelarles su diagnóstico durante una década hasta su detención en 2015.
Cuando alguna de ellas le pedía utilizar preservativo, este contable de 33 años aseguraba ser alérgico o decía que acababa de hacerse un examen médico que descartaba enfermedades de transmisión sexual.
30 de las mujeres resultaron contagiadas, así como las parejas de tres de ellas y el bebé de una cuarta.
Muchas de sus compañeras sexuales eran estudiantes. La más joven tenía 14 años al inicio de la relación.Cuando varias de ellas descubrieron en exámenes rutinarios de salud que eran portadoras del virus y se lo comunicaron, Talluto negó tener nada que ver con el contagio.
Otras no se enteraron de su diagnóstico hasta ver en prensa la noticia del arresto del joven.
Actos “no intencionados”
Durante el juicio, que comenzó el pasado mes de marzo en un tribunal de Roma, la acusación consideró que el hombre merecía cadena perpetua por haber causado de manera intencionada “una epidemia”.
“Talluto nunca colaboró, hizo declaraciones falsas, negó toda responsabilidad […] Sus acciones buscaban sembrar la muerte”, denunció la fiscal del caso.
La defensa de Talluto afirmó en cambio que sus actos fueron “imprudentes, pero no intencionados” y argumentó que su cliente como un hombre necesitado de afecto, que nunca conoció a su padre y que perdió a su madre, toxicómana y seropositiva, cuando tenía cuatro años.
También destacó que era imposible probar que las mujeres no hubieran sido contagiadas por otros hombres.Tras meses de silencio, Talluto habló a finales de septiembre. Mostró arrepentimiento por lo sucedido, pero dijo no ser consciente de las consecuencias de sus actos.
“Muchas de las mujeres conocieron a mis amigos y familia. Dicen que yo quería infectar a la mayor cantidad de gente posible. Si hubiera sido así, habría buscado sexo ocasional en bares, no las habría integrado en mi vida”, alegó.
Tras más de 10 horas de deliberación, los jueces anunciaron el veredicto de 24 años de prisión para Talluto al hallarlo culpable de haber causado “daños físicos graves e incurables” a sus víctimas, pero no una epidemia.
Otras condenas
Esta no es la única condena en el mundo impuesta por contagiar el virus que causa el sida a otras personas de manera intencionada.
En Misuri, uno de los estados con las penas por tales crímenes más duras en Estados Unidos, un joven de 23 años fue sentenciado en 2015 a 30 años de cárcel por ocultar que era seropositivo y tener sexo sin protección con cinco hombres y contagiar de VIH a uno de ellos.
En el mismo estado, un hombre de 36 años recibió la misma condena acusado de haber contagiado a un compañero sexual.
Si bien cuando fue detenido aseguró haber mantenido relaciones sin protección con más de 300 hombres desde que fue diagnosticado portador del virus diez años antes, durante el juicio redujo la cifra a 12. Reconoció, sin embargo, que a ninguno de ellos le había revelado nunca su enfermedad.
Dado que la inmensa mayoría fueron encuentros fortuitos organizados a través de páginas de citas, los investigadores del caso mostraron su preocupación por la dificultad de localizar a estas potenciales víctimas de las que el hombre no conservaba apenas ningún dato.