MAURY MACHADO RUEDA/LN
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Abel Osorio Sánchez, pidió una licencia en la empresa donde trabaja en Neiva y emprendió viaje el 11 de septiembre a México, adonde llegó hacia las 8:30 de la noche, tras cinco horas de vuelo desde Bogotá. El principal motivo de ir al país azteca era poder localizar y ver a sus dos hijos de 11 y 8 años de edad, con quienes no se comunica desde hace 1 año y seis meses, debido a que su exmujer les impide hacerlo.
En la ciudad de Puebla, lo acogió un amigo suyo quien le envió la invitación a ese país, y tiene reservado el vuelo de regreso a Colombia el día 10 de octubre. Sin embargo, desde el pasado martes 19 de septiembre, vive uno de los momentos más impresionantes de su vida por causa del temblor de magnitud 7,1 en la escala Richter, que sacudió a México.
Ese día, el sismo lo sorprendió a las 1:15 de la tarde pero por fortuna hoy no hace parte de la lista de decenas de fallecidos y desaparecidos que dejó ese desastre natural. “En mi vida nunca había vivido un temor de esos, es impresionante como el suelo rugía y me sacudía fuertemente, yo estaba en el primer piso de la casa de mi amigo y salí corriendo sin chancletas porque acabamos de llegar de pasear, los postes se caían cerca de uno, fueron como unos 10 segundos eternos, lo único que hicimos fue cogernos de las manos con las otras personas y orar. Afortunadamente no nos pasó nada pero el susto fue inmenso, nunca se me borrará de la mente ese sacudón tan bravo, quedé muy afectado, no he podido dormir en las noches pensando en las réplicas, que ya ha habido pero más suaves”, manifiesta Abel.
Comenta que la devastación en esa ciudad de Puebla es considerable. “Hay edificios agrietados, en el centro histórico de Puebla las cúpulas de las iglesias se cayeron, algunos edificios de hace muchos años de construidos también se desplomaron algunas partes, aquí todo está paralizado, nadie sale a estudiar o trabajar, la gente está atemorizada en sus casas”.
Sin poder salir de México
Tras la traumatizante experiencia, el huilense ha tratado de salir de México pero no ha sido nada fácil. Teniendo en cuenta que el vuelo de regreso lo tiene para el 10 de octubre, de viajar antes de esta fecha le tocaría pagar el cobro de una penalidad, unos 3.800 pesos mexicanos equivalentes a más o menos $700 mil pesos colombianos.
“Llamé a la Cancillería para que me ayudaran con esta situación ya que no cuento aquí con toda esa plata, me tomaron los datos y me dijeron que estuviera pendiente que volverían a comunicarse conmigo pero nada aún. Sobre todo que tampoco hay pasajes para salir porque están es sacando gente de Colombia que tienen vuelos retrasados. Quiero viajar lo más pronto posible, y estoy mirando la posibilidad de que mi familia en Neiva me consigne la plata para poder pagar el valor de la penalidad”.
Este padre de 35 años de edad, se regresa a Colombia con la tristeza de no poder haber visto a sus dos hijos, pensó que el Consulado o la Embajada lo pudieran ayudar pero no fue así.
No le permiten comunicarse con sus hijos
Según narró este padre de 35 años de edad, desde hace un año y medio la madre de los niños los sacó de Colombia para radicarse con su actual esposo de nacionalidad mexicana en ese país. Pero hasta el momento Abel no sabe dónde viven, ni ha podido hablar con ellos. “Antes de que se fueran para México, hicimos con ella un compromiso en una notaría de Neiva, que me ponía a los niños todos los días por Sky y por el teléfono. Pero al otro día que llegaron a ese país me eliminó de todas las redes sociales y no me contesta el celular ni ella ni el esposo. Incluso les compré una Tablet a cada uno de los niños para que se comunicaran conmigo, pero la mamá se las desbarató, eso me han comentado”.
Desesperado por no poder hablar con sus dos hijos, Abel decidió ir hasta México y averiguar por ellos. “El único contacto que conservo es con el padrastro de los niños. Al otro día de yo haber llegado a ciudad de México le escribí por Messenger a él diciéndole que estaba en ese país y que quería ver los niños, él me tomó del pelo, no creía que fuera cierto, le seguí enviando mensajes pero luego ya no me respondía”.
Abel se dirigió entonces a la embajada de Colombia en ciudad de México, buscando obtener una ayuda para localizar a sus pequeños. “Allí me dieron asesoría, me mandaron a una oficina de Regulación de Visitas y Convivencia y hablé con un jefe de abogados de oficio y me dijo que si no tenía una dirección concreta de mi exmujer él no podía enviarle alguna notificación. Según me explicó, aquí en México los procesos de convivencia y de paternidad, después de tres meses que usted no haya pasado la cuota alimentaria pierde la patria potestad. Yo le expliqué que no tenía adónde enviarle plata porque hace un año y seis meses no los veo, no nos hemos sentado en el Bienestar Familiar a definir una cuota alimentaria ni un horario de visitas”.
“Después de exponerme todas estas complicaciones el abogado me dijo que lo mejor que podía hacer es colocar una demanda internacional desde Neiva porque ellos no tienen la facultad de ir a verificar las direcciones, que eso era con Migración, a quien la Cancillería le ordena ubicar la residencia de esta señora”, explicó Abel.
Luego de tanto insistir enviándole mensajes al padrastro mexicano, finalmente el pasado viernes, Abel recibió un mensaje de Norma, como llama la madre de los niños, diciéndole que los niños estaban bien en la ciudad de Monterrey, a 8 horas de donde se encuentra él. Pero también que iba a ser posible que los viera. Textualmente el mensaje dice: “Mire Abel acabo de hablar con los niños y ellos no quieren verlo ? no nos presione Abel, ellos me dijeron que prefieren estar en las clases”. Luego en otro mensaje la mujer le dice: “Los niños están bien, y yo no les hablo mal de usted, nada más que ellos van creciendo y van tomando otra actitud dependiendo de la situación”.
Este padre huilense, tiene claro que no le permitirán ver a sus niños, con quienes anhelaba compartir en México su estadía, por eso manifestó que hará todo lo posible así por vía jurídica, por recuperar la comunicación con ellos. “No quiero que mis niños piensen que los abandoné, que no los busqué, quisiera que el Gobierno Colombiano me colabore a encontrarlos, y que se me permita hablar con ellos, verlos, es mi derecho como padre, que sientan que estoy pendiente de ellos”.
Abel, sabe además que sus niños no lo han olvidado, como lo intenta hacer parecer la madre, por lo menos no el mayor de ellos. “El niño más grande sabe que yo soy su papito, y cuando la mamá se los llevó para México él no estaba muy convencido de querer irse, propuse que me lo dejaran a mí, pero los dos niños se han criado juntos y entiendo que es muy duro separarlos. Sé que el padrastro está bien económicamente y la madre sabe que tiene ese respaldo, la vez pasada en Colombia que intentamos acordar una cuota alimentaria, yo le iba a pasar 300, 400 mil pesos y ella me dijo “no eso es una chichigua guárdeselo para usted”, si la cosa fuera diferente ya me estuviera llamando. Yo no quiero perjudicar a los niños porque sé que están bien, en México el estudio es muy avanzado, lo único que quiero es volver a establecer la comunicación más frecuente con ellos”.
Asciende a 305 cifra de fallecidos por terremoto
El número de víctimas fatales del fuerte terremoto del 19 de septiembre pasado en el centro de México asciende a 305, informó ayer el coordinador nacional de Protección Civil, Luis Felipe Puente.
En una actualización del balance preliminar de muertos por el temblor de magnitud 7,1 en la escala Richter, Puente ha detallado que en Ciudad de México hay 167 fallecidos, 73 en Morelos, 45 en Puebla ciudad donde se encontraba el huilense Abel Osorio en el momento del sismo, 13 en el Estado de México, 6 en Guerrero y 1 en Oaxaca.
La cifra se ha elevado principalmente en Ciudad de México, al pasar de 154 a 167 en las últimas horas, en tanto que en los estados de Morelos, Puebla, México, Guerrero y Oaxaca el número de víctimas se ha mantenido sin cambios.
Abel Osorio se hizo tomar esta foto, días antes del terremoto en ciudad de México.
Las cúpulas de varias iglesias se desplomaron.
La gente en las calles estaba atemorizada.
Algunas edificaciones se agrietaron y algunas de sus partes se desplomaron.