Froilán Casas Ortiz
Permítame amigo lector presentarle algunos rasgos de la gente que me gusta y que hace progresar este país. Integridad y coherencia de vida: una persona íntegra es la que en su trabajo, en su familia, con sus amigos, en su barrio, es trasparente, es proactiva, es de buen espíritu, es positiva. A cada problema le busca la solución. Es la persona que tiene porte, que su conducta es atrayente. Es una persona que rubrica con su vida lo que predica con la palabra; su conducta es el fiel reflejo de lo que dice. Es decir, es una persona creíble. En términos mexicanos: “no se raja”. Tiene disciplina: supera los obstáculos con tesón y perseverancia. Para exigir se exige a sí mismo. Utiliza el tiempo optimizándolo al máximo, no se queda en nimiedades, va al meollo de los problemas, afrontándolos con carácter y con realismo. Aprende de la experiencia: nadie nació aprendido, la ciencia tiene raíces amargas pero sus frutos son dulces. Los años por sí solos no generan sabiduría, ésta viene en la medida que aprendamos todos los días. Es una persona que no se siente perfecta, se cree perfectible, cada día se aprende más si estamos abiertos al conocimiento. La terquedad es signo de poca inteligencia. Es honesta: cualidad que aparece muchas veces esquiva. ¡Qué exquisitez, tratar a una persona honesta!, se siente una profunda paz. Una persona honesta es confiable, se le pueden asignar muchas responsabilidades; cuando usted da con una persona honesta, se va a dormir en paz, no necesita ninguna cámara invisible. La persona honesta encuentra puertas abiertas en todas partes. Usted gana cuando encuentra una persona honesta. La persona honesta duerme plácidamente en los brazos de Morfeo. Está en permanente aprendizaje: no se cree la última palabra; lo que hizo hoy bien, mañana lo puede mejorar; evalúa su trabajo y su conducta permanentemente para establecer planes de mejoramiento. Es discreto en los aciertos, deja que los otros den su juicio, él se los reserva y aprende. Es consciente que el conocimiento es infinito, nunca se acaba de aprender. Es humilde, sabe que el único perfecto es Dios; reconoce sus errores para ganar la verdad. Escucha a quien más sabe para aprender de él. Ama la oración y el deporte: quien anda sin Dios se convierte en sí mismo en dios. ¡Líbrame, Señor, de los que se endiosan! Son los más crueles verdugos. La oración es como el lubrificante que evita el desgaste del motor de la vida, la oración respalda con creces el actuar diario; la oración le da un norte a su actuar, la oración lo hace a usted más humano. El deporte es un componente básico de su salud física y mental. Sigamos a los latinos: mens sana in corpore sano = mente sana en cuerpo sano. Un sano equilibrio en la vida deportiva, le da grandes dividendos en su vida. La vida sedentaria es la peor aliada de la salud. Aliméntese con comida sana y practique un deporte. Es realista: conoce sus propias limitaciones y debilidades. Tiene un poco de quijote pero más de sancho. Sueña, pero con los pies en la tierra.
+ Froilán, obispo de Neiva