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Estoy aquí para escucharlos: Papa Francisco 3 19 septiembre, 2024
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Estoy aquí para escucharlos: Papa Francisco

FERNANDO POLO/LN

corresponsales@lanacion.com.co

Conmovido por las historias que le contaron las víctimas del conflicto, el Papa Francisco les pidió que se abrasaran, lloraran y se perdonaran, destacó que la reunión se hiciera frente al Crucificado de Bojayá, que es un símbolo de la masacre ocurrida en mayo de 2002 en esa población del departamento del Chocó.

El Sumo Pontífice se declaró conmovido con tantas historias de dolor, pero también de perdón y olvido, que fue lo que expresaron las más de 5.000 víctimas en el Parque de Las Malocas en Villavicencio.

Las víctimas que viajaron desde distintos lugares del país narraron sus historias y expresaron que están dispuestos a perdonar, a dar el primer paso hacia la reconciliación y la paz verdadera, como lo ha venido pidiendo el Papa Francisco desde su llegada a Colombia.

El Papa también les dijo que desde el primer día que llegó a Colombia estaba ansioso por escuchar sus historias.

“Desde el primer día he deseado que llegara este momento de nuestro encuentro. Ustedes llevan en su corazón y en su carne las huellas de la historia viva y reciente de su pueblo, marcada por eventos trágicos pero también llena de gestos heroicos, de gran humanidad y de alto valor espiritual de fe y esperanza”, les dijo el Pontífice.

“Vengo aquí – agregó- con respeto y con una conciencia clara de estar, como Moisés, pisando un terreno sagrado. Una tierra regada con la sangre de miles de víctimas inocentes y el dolor desgarrador de sus familiares y conocidos”.

Les agradeció que compartieran sus historias de dolor y tristeza, en nombre de tantas víctimas que dejó el conflicto.

“Agradezco a estos hermanos nuestros que han querido compartir su testimonio, en nombre de tantos otros. ¡Cuánto bien nos hace escuchar sus historias! Estoy conmovido. Son historias de sufrimiento y amargura, pero también y, sobre todo, son historias de amor y perdón que nos hablan de vida y esperanza; de no dejar que el odio, la venganza o el dolor se apoderen de nuestro corazón”, señaló.

LAS HISTORIAS

Entre las historias que narraron las víctimas, una de las más conmovedoras fue la de Pastora Mira García, quien fue víctima de la guerrilla y el paramilitarismo.

“Cuando mi hija tenía solo dos meses, mataron a mi primer marido. En seguida, entré a trabajar en la inspección de Policía, pero tuve que renunciar por las amenazas de la guerrilla y los paramilitares, que ya se habían asentado en la zona”, narró Pastora.

Buscado darle un giro a su vida y empezar de nuevo Pastora logró montar una juguetería, pero la guerrilla empezó a cobrarle “vacunas”, por lo cual terminó regalando las mercancías.

“En 2001, -continúo- los paramilitares desaparecieron a mi hija Sandra Paola, emprendí su búsqueda, pero encontré el cadáver solo después de haberla llorado por siete años”.

Pero ahí no paró el sufrimiento de la mujer. Para el año 2005, el Bloque Héroes de Granada, de los paramilitares, asesinó a Jorge Aníbal, su hijo menor. “Tres días después de haberlo sepultado, atendí, herido, a un jovencito y lo puse a descansar en la misma cama que había pertenecido a Jorge Aníbal. Al salir de la casa, el joven vio sus fotos y reaccionó contándome que era uno de sus asesinos y cómo lo habían torturado antes de darle muerte”.

A pesar de todo sus sufrimiento, Pastora le agradece a Dios y a la Virgen por darle la fortaleza de no tomar venganza a pesar de su inmenso dolor.

Después de ofrecer una prenda de su hijo fallecido a la Cruz de Bojayá, Pastora solo tuvo un deseo: “Dios transforme el corazón de quienes se niegan a creer que con Cristo todo puede cambiar y aún no tienen la esperanza de un país en paz y más solidario”. El escenario que hacía rato estaba en un llanto silencioso irrumpió en un solo aplauso. Esa historia dejó muy conmovido al Papa.

Al final el santo padre se refirió a las cuatro historias que contaron los delegados de las víctimas, y les dijo que solo con la ayuda de Cristo se puede perdonar para no engendrar más odio.

“Pastora Mira, tú lo has dicho muy bien: quieres poner todo tu dolor, y el de miles de víctimas, a los pies de Jesús Crucificado, para que se una al suyo y así́ sea transformado en bendición y capacidad de perdón para romper el ciclo de violencia que ha imperado en Colombia. Tienes razón: la violencia engendra más violencia, el odio más odio, y la muerte más muerte. Tenemos que romper esa cadena que se presenta como ineludible, y eso sólo es posible con el perdón y la reconciliación”, subrayó el Obispo de Roma.

“Tú, querida Pastora, y tantos otros como tú, nos han demostrado que es posible. Sí, con la ayuda de Cristo vivo en medio de la comunidad es posible vencer el odio, es posible vencer la muerte, es posible comenzar de nuevo y alumbrar una Colombia nueva”, agregó el Pontífice.

Finalmente le dio las gracias por el bien que hizo al narrar su testimonio. “Gracias, Pastora, qué gran bien nos haces hoy a todos con el testimonio de tu vida. Es el crucificado de Bojayá quien te ha dado esa fuerza para perdonar y para amar, y para ayudarte a ver en la camisa que tu hija Sandra Paola regaló a tu hijo Jorge Aníbal, no sólo el recuerdo de sus muertes, sino la esperanza de que la paz triunfe definitivamente en Colombia”.

 

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El Sumo Pontífice quedó conmovido con las historias de sufrimiento y dolor que narraron las víctimas.

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Con un abrazo las víctimas expresaron el perdón y la reconciliación.