Cosas que no debemos callar

Maritza Rocío López V.

 

Si bien es cierto que hay que respetar y considerar, a quienes son los proveedores económicos en la familia; también hay que entender que no por eso, tienen el derecho de ejercer violencia, contra quienes se encuentran en condición de vulnerabilidad, dependen afectivamente de ellos o de su protección.

 

Callar ante cualquier hecho que atente contra la vida de un ser humano, resulta ser un silencio indigno; escapar de cualquier situación de abuso, es una cuestión de respeto por sí mismo.

 

Quienes se encuentran inmersos en situaciones violentas, son objeto de agresiones, humillaciones, abusos o atropellos; temen denunciar, temen al cambio o la posibilidad de convivir en armonía, porque creen no poder lograrlo solos o porque desde muy pequeños, fueron educados pensado que para amar, hay que sufrir o someterse a otro.

 

Ninguna persona fue traída a este mundo para ser objeto de abusos, por parte de otros o ser el blanco de agresiones; de personas con dificultades para controlar su carácter, sus impulsos, su agresividad, sus traumas o sus complejos.

 

Desde muy pequeños, se debe enseñar a los niños y niñas; a tratar con respeto y dignidad a los demás, a detectar indicios de cualquier tipo de violencia, fortalecer su autoestima, confianza en sí mismos y capacidad de superar la adversidad; para que identifiquen oportunamente cualquier indicio de abuso, se alejen y denuncien ante las autoridades competentes, a quienes ejerzan cualquier tipo violencia contra ellos; poniendo freno a este hecho, en el instante mismo que se presenta y evitar convertirse en víctima.

 

Todo niño debe ser educado y preparado para la vida, enseñarle a protegerse, a que conozca y reclame sus derechos, que se le oriente en el manejo de las tecnologías, para evitar el mal uso que se hace de las mismas o ser víctimas de intimidaciones a través de estos medios; igualmente a valorarse y respetarse lo suficiente, para no convertirse en el objeto sexual de ninguna persona.

 

Por su parte las familias deben alejarse de modelos de crianza, que mantengan patrones de dominación, del ejercicio de la violencia, de normas que sustentan o justifican el uso de los golpes como forma de educar, formar, corregir o expresar el amor.

 

Nadie tiene el derecho de violentar a otra persona, de ninguna forma; sea verbal, física, sexual, económica, política, social, religiosa o ideológica.  Todo ser humano sin distingo alguno; merece ser escuchado,  valorado por sus capacidades y considerado en sus necesidades.  Detener la violencia nos compromete a no callarla jamás.

Banquete de la solidaridad

En el Centro Comercial Unicentro, se realizó el banquete de solidaridad “Acciones por una Navidad mágica y en paz”,...

El gas natural, factor clave en la seguridad energética y la mejor calidad de vida de los hogarescolombianos

Desde Alcanos de Colombia seguimos comprometidos con la construcción de una Colombia más equitativa, llegando con el gas natural...

Matrimonio

En la parroquia Jesús Obrero de la ciudad de Neiva, contrajeron nupcias Jamir Casanova Mosquera y Ana Milena Murcia...

Síguenos en:

Artículo Relacionado

Perdiendo el talento

Hace unos días, el presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, llamó la atención al anunciar la...

Continúa la persecución contra Álvaro Leyva

La Procuraduría General de la Nación, destituyó e inhabilitó durante 10 años para el ejercicio de cargos públicos...

“De malas”

Pedro* está terminando sus estudios universitarios, nació con una enfermedad huérfana, pero tuvo la fortuna de contar con...

“Pensar despacio y sin ruido”: sobre el incumplimiento de las reglas de tránsito en Neiva

Un colombiano que por poco se hace presidente del país, afirmaba que se limpiaría el “culo” con la...