El día 17 de noviembre, se realizó la asamblea de la Corporación Autónoma Regional del Río Grande de la Magdalena, Cormagdalena.
Pude asistir gracias a que las dos únicas federaciones de navieros fluviales, Fedenavi y Federio, me solicitaron que fuera a esa Asamblea y me postulara para representarlos en la Junta Directiva de esa corporación en compañía de Juan Carlos Acosta, gerente de Contecar, el más importante puerto de contenedores de América Latina, con una inversión en puertos que llega a los US $1,000 millones, una empresa que sin duda debería ser ejemplo para empresarios nacionales y compañías multinacionales, pues planean con detalle de cirujano cada movimiento, cada proyecto, no improvisan y cosa sorprendente, sus presupuestos de ventas casi siempre los superan y los gastos quedan por debajo o igual a sus rigurosos planes.
Fedenavi y Federio, tienen unas 200 barcazas y más de 25 remolcadores en el Magdalena, la hermana mayor de todas las navieras de Colombia está allí, es Naviera Fluvial Colombiana (NFC) se fundó en 1920, ha sufrido 58 ataques guerrilleros a lo largo de los años tormentosos de guerra que tuvimos que sufrir los colombianos, emplea más de 400 personas, es socia de un puerto en Barrancabermeja y apoya lo mismo que sus colegas y competidores proyectos del río, y junto con ellos contribuye a que Ecopetrol pueda transportar hoy unos 10 millones de barriles de combustóleo al año; esa cifra debe continuar creciendo y llegar muy pronto a 18 millones de barriles.
Las empresas de transporte fluvial de carga y de pasajeros que hoy conforman Fedenavi y Federio, tienen muchos años de dificultades y éxitos en el Magdalena, sin duda su experiencia es un activo que de ninguna manera debe ignorar Cormagdalena.
El naviero que quedó en la junta, lo admiramos y respetamos, nos impresiona el trabajo dedicado durante dos años para lograr acumular los 85 votos que obtuvo. Nosotros perdimos con una campaña de apenas una semana y 54 votos. Aprovecho para felicitar a Alejandro Costa y su suplente Alfredo Carbonell, director de la Asociación Portuaria de Barranquilla.
El río es un todo. No puede ser entendido únicamente desde su navegabilidad, tampoco solamente desde sus puertos, quien así crea entenderlo, está equivocado. De hecho, el alto Magdalena donde otrora se navegaba, hoy no es posible hacerlo, por la bárbara deforestación, la falta de reforestación, y el millón de toneladas año de desperdicios, que “generosamente” le entregan las grandes ciudades al río.
El Magdalena nace en cada páramo de las cordilleras Central y Oriental, que por ignorancia, maldad o idiotez, venimos transformando en potreros. El frailejón y sus árboles emblemáticos, que por falta de luz solar, les toma el triple de tiempo llegar con sus preciosas maderas, a engalanar el paisaje de nuestras altas montañas, ya no están y nadie promueve viveros de árboles, con maderas únicas de precios impensables.
Insisto, que el indicador de los ríos es el pescado. El Magdalena debe repoblarse con especies nativas; originalmente eran unas 55. Desde el inicio de Cormagdalena en 1993, la pesca pasó de 80,000 toneladas a unas 5,000 (personalmente pienso que menos) las tallas de las capturas van en picada, la cría de alevinos apenas cuenta con tres fincas que tímidamente encabeza la Aunap y desde Cormagdalena intentan contra viento, marea e incomprensiones, repoblar el río. Nuestra propuesta, es que los pescadores sin pesca, sin redes, sonrientes y sin futuro, se conviertan en “guarda ríos” hasta que vuelva el río por sus fueros.
Me faltan muchos otros temas que en más de 240 artículos sobre los ríos he mencionado, estoy seguro que los alcaldes y gobernadores que apoyaron las listas que salieron favorecidas, evaluaron con seriedad todos estos temas y los que faltan. Toda la suerte a los nuevos directores, recuerden que la junta, es para cuidar todo su cauce y su cuenca, no solo municipios o negocios. Es tan importante su nuevo cargo señores, que yo no dudaría en crear el Ministerio de los Ríos; por eso mi seudónimo es Granrío.