Tarde o temprano, en el desarrollo de este proceso de negociaciones para dar fin al conflicto armado interno colombiano, tendremos que llegar a discutir la posibilidad de que los líderes y demás combatientes de las Farc tengan acceso a la democracia. Para muchos sectores es inconcebible.
Pero estamos hablando de una negociación, de un tire y afloje, de una mesa de conversaciones, de diálogos en los que está claro que cada parte debe ceder y exigir a su vez, y cuyo resultado es por supuesto un nuevo orden en diversos aspectos; nadie puede ser ciego al hecho de que Colombia requiere reformas profundas, modificaciones sustanciales a un sinnúmero de aspectos de la vida de sus habitantes, cambios hacia un país más justo, más equilibrado, menos insensible y más solidario. Y si todo eso o parte llega desde La Habana y se convierte en parte del orden jurídico y del tipo de Estado que anhelamos, pues bienvenido, aunque para ello, como tantas veces se ha dicho, tenemos que “tragarnos enormes sapos”.
La paz tiene grandes costos y el mayor de ellos es la aceptación de que hubo tantos que la violaron y que ahora, en acto de contrición, piden ser reintegrados a esta Nación por la que, equivocados dijeron luchar.
Y por ello es significativo que los negociadores de la guerrilla hayan plantead ya, formalmente sobre la mesa, sus puntos de vista encaminados a la participación política legal cuando se alcance el acuerdo con el Gobierno. Han dicho que para avanzar hacia "la democratización real" de Colombia, se deben redefinir los poderes públicos, eliminar el carácter presidencialista del Estado, una descentralización hacia una mayor democracia local, entre otros. Y reiteran el punto focal de discordia con el Gobierno: la necesidad de convocar a una Asamblea Constituyente y la necesidad de una reestructuración democrática del Estado y una reforma política. Aunque en varios aspectos plantean lugares comunes, en otros es clara la sintonía de sus propuestas con lo que el grueso de los colombianos también espera, como una reforma política y electoral que regule la contienda política en equidad e igualdad de condiciones, que implicarán otra reforma constitucional. Un tema sustancial, y válido discutirlo, es la reforma de los actuales mecanismos de participación política para establecer la elección popular en los organismos de control de la Procuraduría y la Contraloría; igualmente en la Fiscalía General y la Defensoría del Pueblo. A favor o en contra, son puntos que no solo deberían estar en la mesa de La Habana sino en el mismo Congreso de la República. Y por supuesto que dependerán del mecanismo de refrendación de los acuerdos. Lo claro, es que una constituyente, no es conveniente. Y menos antes de la dejación de armas. La campaña para refrendar los acuerdos debe hacerse en igualdad de condiciones y sin proselitismo armado, como quedaría planteado.
“A favor o en contra, son puntos que no solo deberían estar en la mesa de La Habana sino en el mismo Congreso de la República”.
Editorialito
A la edad de 87 años falleció ayer en Neiva el ganadero Alfonso Calderón Yustres, uno de los fundadores del Fondo Ganadero del Huila. A sus familiares y amigos nuestras sinceras manifestaciones de condolencia.