El PIB en el posconflicto

La Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif), afirma que en el posconflicto la economía podría acelerarse entre medio y un punto porcentual adicional.
Algunos expertos sostienen que el final de la guerra con las Farc acelerará el crecimiento económico, pero otros dudan de que los beneficios de la paz impacten el PIB. El debate está abierto.
 
Muchos se preguntan, ante la proximidad del plebiscito por la paz, cuánto crecería de más la economía colombiana en un escenario de terminación del conflicto. La respuesta no es sencilla, dado que el tema tiene demasiadas aristas. Aunque la mayoría de los estudios concluye que la paz acelerará el crecimiento, no hay coincidencia en la magnitud del salto que daría la economía. Las más recientes investigaciones al respecto estiman en un amplio rango las posibilidades de crecimiento del producto interno bruto (PIB). Desde los más cautos que pronostican un efecto de 0,28, hasta los más optimistas que hablan de 6 y 8 puntos más de expansión.

A finales del año pasado, Planeación Nacional (DNP) presentó un informe en el que comparó 18 países que vivieron procesos de paz similares a Colombia. Según este, la economía daría un salto entre 1,1 y 1,9 puntos porcentuales, por encima del crecimiento potencial (estimado hoy en 3,7 por ciento). Así las cosas, el país podría alcanzar tasas de 5,6 por ciento anual. En esa misma línea está el excodirector del Banco de la República Juan José Echavarría, quien dirigió el equipo programático de la campaña de Santos para el segundo periodo. Sostiene que los réditos del posconflicto sobre el crecimiento serían de 1,8 puntos adicionales.

En una posición más cauta está la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif), que afirma que en el posconflicto la economía podría acelerarse entre medio y un punto porcentual adicional, una cifra similar a la que calcula el Deutsche Bank. Por su parte, el Bank of America, en una medición que realizó en 2014, proyectó el impacto positivo sobre el PIB de entre 0,28 y 0,33 por ciento.

Ahora bien, no todos los analistas están de acuerdo con la tesis de que el posconflicto desatará fuerzas que expandirán el PIB. Marc Hofstetter, profesor de la Facultad de Economía y del Centro de Estudios sobre Desarrollo Económico (Cede) de la Universidad de los Andes, anota que los efectos en la actividad económica, atribuibles al fin del conflicto, difícilmente serán del tamaño que muestran los analistas, concretamente el DNP. “Hay una larga lista de razones que harían del fin del conflicto una gran noticia para Colombia, pero su impacto sobre el PIB futuro no es una de ellas”, señala.

El senador del Centro Democrático Iván Duque afirma que no está bien que el gobierno “venda falsas expectativas de crecimiento automático por firmar un acuerdo, cuando en el propio marco fiscal de mediano plazo se ha reducido el crecimiento potencial a 3,7 por ciento”.

Pero ¿qué argumentan unos y otros? Según Planeación, dos canales moverían la economía en un escenario de paz. Uno, de carácter interno, está relacionado con el aumento de la tasa de inversión y el consumo de los hogares. Estos factores, dice el DNP, impulsarían el crecimiento de la economía, con un mayor aporte en los primeros años después de la firma del acuerdo. En segundo lugar está lo externo, pues llegaría mayor inversión extranjera al país y mejoraría el comercio vía mayores exportaciones. “Con el cierre del conflicto habrá una mayor confianza y aumentará la inversión interna y externa”, dice el director de Planeación, Simón Gaviria. El estudio de esa entidad, el que más carrera ha hecho, sostiene que en el escenario nuevo Colombia podría alcanzar una tasa de inversión cercana al 35 por ciento del PIB en el largo plazo y una tasa de ahorro de 26 por ciento, para duplicar el PIB per cápita en menos de diez años. Esto permitiría alcanzar un ingreso per cápita de 12.000 dólares en el largo plazo, frente a los 6.800 dólares actuales.

Juan José Echavarría, quien también se monta en esta tesis, sostiene que es una verdad de a puño que la comunidad internacional ve más positivamente a una nación sin guerra, lo que implica más apertura, más inversión extranjera y que la economía se inserte mejor en el comercio global. Asegura que los países que más crecen son los más abiertos al mundo. Planeación y Echavarría consideran que el crecimiento adicional vendría de los sectores más beneficiados con la paz, como la agricultura y el turismo.

Frente a estos argumentos, el profesor Hofstetter responde que no hay que hacer cuentas tan alegres. “Alcanzar saltos de crecimiento de la actividad económica como los prometidos es poco probable. Más aún si esperamos que los saltos sean eternos”, dice. En su estudio sobre ‘Paz y PIB’, el académico dice que la terminación del conflicto armado –sin que mediara la derrota militar– en algunos países de América Latina (Nicaragua, El Salvador y Guatemala) “no ha sido un botón que haya catapultado el crecimiento a nuevos rumbos”.

Con respecto a los sectores que para algunos dispararían el crecimiento, como el agropecuario, el profesor señala que no hay duda de que la vida en el campo mejorará radicalmente. Sin embargo, es difícil que este sector impulse mayormente el PIB, dado que no tiene un peso más allá del 6 por ciento. Refuerza su tesis con el argumento de que a medida que las economías se desarrollan, el sector agropecuario pesa menos en el PIB. “No creería que acá vamos a romper ese parámetro”.

Independientemente de la magnitud del crecimiento esperado, algunos analistas señalan otros beneficios que vendrían por añadidura. Echavarría afirma que un país en paz permite hacer mejores políticas públicas, en especial en el campo. Y también sostiene que se abre la posibilidad de reducir el gasto militar, lo que permitiría canalizar recursos, por ejemplo, a educación, otro motor del crecimiento. En este sentido hay que recordar que el gasto militar en Colombia como proporción del PIB (3,5 por ciento) dobla al promedio de América Latina (1,5 por ciento). La Anif dice que no es tan evidente que disminuya el gasto militar, por lo menos al inicio del posconflicto, pues no hay que bajar la guardia.

Para el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, la paz es buena para todos, pero en especial para la economía. “Traerá más divisas, turismo, inversión extranjera y dignificará la vida en el campo colombiano”, afirma.

Iván Duque, del Centro Democrático, agrega al debate su posición, según la cual “Colombia vivió el mayor dividendo de la paz entre 2002 y 2010 cuando se multiplico por tres el ingreso per cápita, se cuadruplicó la inversión extranjera directa y se quintuplicaron las exportaciones. El dividendo se dio por la seguridad como detonante de la paz”.

Pero una cosa está clara: independientemente de la discusión sobre cuánto más podría crecer el PIB en el posconflicto, el consenso general es que los beneficios económicos de la paz no se pueden desconocer.
 
 

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