Pese a que cada año, al terminar el Festival y Reinado Nacional del Bambuco, se menciona el tema sin falta, esta vez es prácticamente unánime el clamor para crear una corporación que prepare y organice las fiestas sampedrinas en el Huila.
La iniciativa la tomó el gobernador Carlos Mauricio Iriarte, quien apenas terminaba el Festival, anunció su intención de conformar un organismo de esa naturaleza. Y a su voz hubo un eco inmediato de respaldo de distintos sectores, que sin referir detalles consideran fundamental que se pueda avanzar de inmediato en la creación de una corporación de fiestas.
Gremios, dirigentes políticos, actores culturales y el ejemplo de departamentos como el vecino Tolima han mostrado su interés en que se conforme una institución autónoma, sin injerencias externas y con conocimientos en el manejo de asuntos que van desde la comercialización hasta el folclor, y que se encargue en lo sucesivo del Festival, sin que este sufra los inconvenientes que se experimentaron este año, por ejemplo, cuando el cambio en el gobierno departamental implicó adoptar decisiones de última hora.
Ya hay coincidencias evidentes en lo que podría ser la conformación de una corporación sampedrina. El propio gobernador subrayó que “el mismo hecho de que las festividades se organicen en tres y cuatro meses, genera que se presenten falencias y dificultades en la organización de las mismas”.
“He propuesto”, dijo el gobernador Iriarte, “que debemos realmente tanto la Alcaldía de Neiva como la Gobernación del Huila, ponernos a trabajar en la creación de una corporación que se encargue permanentemente de la organización de las festividades, y que la gente que venga a visitarnos pueda saber desde finales del año anterior qué desfiles se van a realizar, cuáles son los eventos a los que puede asistir, ir a la noche de coronación; en fin, que sea una organización que se dedique todo el año a la planeación de nuestras fiestas”.
Cultura y fiestas
Hasta el ex alcalde de Neiva, Guillermo Plazas, intervino para señalar que “en el Festival, este entrañable escenario para los huilenses, conviene trabajar de manera constante y creativa, otorgándole la debida importancia a cada factor implicado, sin excluir ninguno, donde confluyan simultáneamente la tradición, la participación, y la eficiencia conmemorativa, como gestión institucional. No resulta de buen recibo que en cada Festival estemos improvisando, en algo que cuenta con la fuerza y voluntad comunitarias. Ojalá, que más temprano que tarde, se cristalice este empeño tan útil como conveniente.”
Sin embargo, una corporación podría no estar tan a la vuelta de la esquina como parece. Y si se conformara de inmediato, la naciente entidad debería de proceder a actuar lo antes posible en materia de contratación en asuntos como publicidad y mercadeo, pues el año que viene es electoral y desde enero entrante se aplicará la Ley de Garantías.
Eso significa que en 2014 no podrá adelantarse proceso alguno de contratación en esas materias. De hecho, la Ley de Garantías prohíbe a todos los entes del Estado la contratación directa durante el período de la campaña, “excepto por la contratación para la defensa y seguridad del Estado, los contratos de crédito público, los requeridos para cubrir las emergencias educativas, sanitarias y desastres”. El caso es que la prohibición se extiende a la celebración de convenios administrativos para la ejecución de recursos públicos (artículo 38 de la Ley 996 de 2005). Este sería, de entrada, un escollo de cierta magnitud, en la medida en que afectaría el desempeño directo de las intenciones de la corporación que se entre a crear. El año que viene, mejor dicho, no podría contratar.
A cambio, otras condiciones deberían de ser examinadas, como el hecho de que la entidad que se conforme verdaderamente pueda operar de forma ajena a intereses políticos o de beneficio burocrático. Sin independencia, la naciente corporación sería un simple apéndice del gobierno, y sus integrantes la extensión de la burocracia de alguna secretaría del despacho.
Además, porque sus decisiones podrían tocar de manera directa a los intereses de algunos sectores que encuentran hoy en el Festival una fuente de la que se derivan importantes ingresos. “Por ejemplo”, plantea el docente y folclorista Iván Díaz, “debería de examinarse con detalle aquellos eventos elitistas en los que empresarios privados se quedan con las ganancias y poco aportan al Festival”.
A cambio, para el presidente de la Cámara de Comercio de Neiva, Ariel Rincón, la decisión de fondo de una corporación del Festival tiene que ver con la mayoritaria participación del sector privado, antes que el oficial. “Hay que crear un portafolio de servicios y mercadear todo el año, para que se vuelva un negocio invertir en las fiestas. No podemos seguir en ese desgaste, que el gobernador y el alcalde de turno tengan que estar casi que mendigando sin productos claros y estructurados, apoyos a las empresas para hacer las fiestas. Los gobernantes no deben desconcentrarse de las gestiones estructurales para el desarrollo competitivo del Huila”, explicó Rincón Machado.
Más que reinas
No obstante, para el sociólogo Aldemar Macías, la futura corporación no debería solo de encargarse de “vender la fiesta”, cargando su financiación al sector privado. Su accionar debería de estar articulado a procesos de formación que adelanten los gobiernos, para vincular a muchos otros sectores sociales, hoy marginados, dentro de la preparación y desarrollo de los eventos festivos.
“Es necesaria la corporación”, señala Macías. Y agrega que “Barranquilla la tiene. El carnaval es un ordenador de la vida social de la ciudad. La gente vive alrededor del carnaval. Hay una corporación que lo está vendiendo, que lo visibiliza durante los doce meses. Pasto también la tiene. Pero debe dársele ese carácter de política pública de un ente que planifique durante el año todo lo que se va a hacer, cómo se va a financiar, qué debe de reforzarse a nivel de formación cultural, para no hacer más de lo mismo con las mismas cosas, sino con más creatividad e innovación y más vinculación, sobre todo de los jóvenes de los sectores populares. Porque la cultura es un antídoto a los procesos de delincuencia y de descomposición social”.
En este sentido, se había pronunciado ya el diputado y ex secretario de Cultura del Huila, Raúl Rivera. En varias oportunidades, Rivera Cortés ha pedido rescatar la parte cultural y folclórica del evento, y evitar que el reinado se “cartagenice”, para referirse a que lo importante en las candidatas no es la belleza física sino el baile del Sanjuanero. “Necesitamos”, afirmó, “una corporación que organice y sacuda la actual organización del Festival y Reinado Nacional del Bambuco. Hoy quedan en evidencia todos los defectos de una organización que fracasó, y que reclama un nuevo orden”.
En estos aspectos coincide el ex alcalde de Neiva, Guillermo Plazas Alcid, quien urge que la creación de la corporación determinará el éxito no únicamente de las fiestas, sino también de muchas otros asuntos colectivos de la ciudad y la región: “el último Festival demostró, a propios y extraños, que el Huila con su accionar histórico-cultural, se constituye en destino turístico de gran aliento. Conviene, pues, actuar con prontitud y con los pies sobre la tierra, precisando dónde estamos y para dónde queremos ir. No hay tiempo que perder. Manos a la obra. El potencial turístico exige definiciones prontas y concretas. Como la sugerida creación del ente que se encargue de lleno a este noble empeño”.
Integrar ingredientes tan variados como el folclor y la cultura con un adecuado mercadeo, deberían ser los propósitos de la futura corporación.
Pronta creación
A esto responde el gobernador Carlos Mauricio Iriarte con la reafirmación de la estructura de trabajo de un ente como el que se plantea. Para el gobernante, “el Gobierno departamental tiene la responsabilidad de promover todo nuestro patrimonio cultural y estar detrás de la organización del Festival, la cual estará liderada por la corporación”.
Pero advierte que la parte de mercadeo es clave: “Las empresas bien organizadas presupuestalmente siempre planean sus inversiones con un año de anticipación y en el caso de las empresas que invierten en publicidad así lo hacen. Por ello es importante que dicha corporación este trabajando los 12 meses del año en función de dicha organización”.
No hay nada por inventar, señala el economista Germán Palomo. “Esa corporación”, explica Palomo García, “debe tener su propia estructura organizacional, no sé si como tenemos hoy la única empresa de economía mixta que existe en Colombia, de las muchas que se crearon, el Fondo Mixto de Promoción de la Cultura, y que podría servir de base. Sino una que sea eminentemente comercial, y hay ejemplos, como el del Carnaval de Barranquilla, que se pueden adaptar a nuestra realidad y no necesitamos inventar lo ya inventado. Simplemente una adaptación que pueda funcionar con total autonomía sin influencias que sean negativas para su desarrollo, pero que desde ya se empiecen a estructurar todos los eventos, con presupuestos y demás, y saber cuál va a ser el resultado y qué es lo que se puede contratar desde ahora”.
El Fondo Mixto opera hoy como intermediario en el manejo de recursos para la administración de eventos y actividades culturales. En el marco de la Ley 397 los Fondos Mixtos tienen como objeto social el “Promover la creación, la investigación y la difusión de las diversas manifestaciones artísticas y culturales”.
Como tal, el Fondo es una “entidad de carácter mixto”, constituida en noviembre de 1993, y que se plantea como un instrumento de financiación para fortalecer operativamente el Sistema Nacional de Cultura, como estrategia para la descentralización, organización, fortalecimiento y modernización institucional de la gestión cultural.
El Fondo Mixto es, además, una “entidad que gestiona, capta y canaliza recursos de los sectores públicos y privados, los administra para contribuir al desarrollo de las artes y la cultura a nivel regional y nacional”.
Cómo opera en Tolima
LA NACIÓN dialogó con Bethy García, directora de la Corporación Festival Folclórico del Tolima, para conocer cómo opera el manejo de un evento de similares características al del Huila. El Festival Folclórico del Tolima es un evento concertado con el Ministerio de Cultura, la Gobernación del Tolima y la Alcaldía de Ibagué.
Según explicó García, los recursos que financian el Festival se gestionan a través de la presentación de “unos proyectos tanto al Ministerio, como a la Gobernación y a la Alcaldía, para la realización del Festival. Y nosotros los manejamos aquí de acuerdo con las necesidades que surjan de cada evento”.
Pero, además, se buscan recursos con la empresa privada. “Nosotros tenemos que hacer comercialización, desde luego. Este año, por ejemplo, tuvimos el patrocinio oficial de Claro y de Mercacentro, además de muchas entidades más que nos apoyaron, como Cemex y Bavaria, y otros que de una u otra manera se vincularon con nosotros, ya fuera con dinero o en especie. Esa es la manera de hacer el Festival”.
La corporación del Tolima solo hay una persona de nómina, la secretaria. “Todas las personas que trabajan lo hacemos ‘ad honorem’. Tenemos una asamblea de 25 socios, que nombran al Consejo Directivo, que a su vez nombra a su presidente y a su director ejecutivo. Los demás somos un director de logística, un director de cultura, tenemos una directora de mercadeo, tenemos una directora de alojamiento y alimentación, hay dirección de reinados, y trabajamos todo el año y nadie gana un sueldo, excepto -repito- la secretaria”.
Los integrantes de la corporación en el Tolima están “de una u otra manera dedicados al civismo, a la economía de la ciudad, nuestro presidente es el presidente de los gremios, el presidente de Camacol, la vicepresidenta es propietaria de unos hoteles en Ibagué. Ninguno tiene que ver de manera directa con la política”.
De hecho, se trata de una entidad sin ánimo de lucro, sin fines políticos, “porque es la única manera de manejar a través de buenas relaciones con todas las instituciones y entidad”, explicó la directiva.
Mientras se observan modelos como el de Tolima, y que operan de manera similar en otras ciudades y departamentos, donde se realizan eventos festivos y culturales, actores culturales y económicos están hoy más que nunca pendientes de las decisiones que se tomen en torno a la posibilidad de crear una Corporación del Festival, cuya conformación entra ahora en una carrera definitiva contra el tiempo.
