Escribir sobre los desplazados es como llover sobre mojado. Porque son aquellas personas obligadas abandonar su casa habitual, sus bienes y sus medios de trabajo, empujadas por una situación de la que no son culpables. Llegan a otras localidades de su propio país en busca de protección y seguridad personales, que no encuentran.
La historia de los desplazados es muy larga y esta sembrada de toda clase de sufrimientos. Según la Biblia católica; cuando Moisés en llave con Aarón, sacaron de Egipto al pueblo de Israel para salvarlo de las garras del Faraón; caminaron como cuarenta años sin rumbo y todavía no se sabe a dónde llegaron, si tenemos en cuenta el pleito que sostienen con los palestinos. La humanidad vive la historia antigua, a la vez que hace la propia, porque cuando el mundo empezó a dividirse, algunos ya tenían mentalidad de terratenientes.
El Estado con sus sistemas y beneficios contraproducentes es el causante, entre otros males, del desempleo masivo, de una mayor criminalidad y amoralidad, así como de la disolución creciente de la familia tradicional. Por eso, todo lo que se diga para justificar la pobreza y marginalidad, demuestra políticas inaplicadas y falta de decisión. Porque la tierra como fuente de riqueza motiva la lucha armada en la que en ocasiones ha participado el Estado, razón por la cual, Colombia registra la crisis más grande de desplazados, cuya serie de obstáculos institucionales creados por coaliciones u organizaciones corporativas tratan de defender sus privilegios.
De tal manera, que las grandes expectativas que ha generado la Ley 1448 del 2011, sobre el retorno de los desplazados esta muy lento. Aquél dicho del presidente Santos “que donde mandaban los asesinos vuelven los campesinos” esta por verse.
La Unidad de Restitución de Tierras, como régimen transitorio, tiene que resolver muchas trabas que la misma ley trae, de ahí su lentitud. Este es un trabajo que se debe realizar en el transcurso de 10 años, tarea nada fácil, porque van 2 años y no avanza. Por esta ley tendrán acceso al crédito, vivienda, educación y subsidio para las victimas, como alivios y exoneración de pasivos que serían: impuestos, servicios públicos domiciliarios hasta gravámenes hipotecarios.
Desde este punto de vista, la pobreza y la exclusión social como fenómenos deben ser atacados por medio de reformas institucionales y legales que eliminen los obstáculos a la creación de mercados de trabajo más dinámicos, abiertos y menos discriminatorios. El mundo está en llamas hay que evitar que avance.
. Nadie descubrió la pobreza, ella es la razón de la ambición de unos con la honradez de otros