Es cierto: las grandes causas se imponen cuando hay mística y no se entregan las banderas, ni aún en las más adversas circunstancias. Anoto algo que he observado: los politiqueros y sus grupos ensuciaron de corrupción a Colombia. Más la respectiva violencia, claro está. Y como todo el mundo sabe, quienes así la pusieron así la quieren acabar. Unos con política y otros con armas.
Colombia está fundada en el principio de la democracia, en el respeto al derecho, en los valores de libertad y soberanía popular. Pero en la práctica lamentablemente esto no se aplica. Ni tenemos democracia, ni tenemos soberanía popular, ni tenemos derecho, ni somos libres. Vivimos en el caos, en el miedo y en la arbitrariedad. Las costumbres políticas y la cultura ciudadana no expresan esa fuente de conceptos, así estén consagrados en la Constitución. Ni los políticos ni los ciudadanos están convencidos de que lo más importante en nuestro proyecto de Nación es organizarnos y comportarnos dentro de una corriente de valores éticos y de ritos sociales y de instituciones fruto de consensos y de convicciones colectivas.
En la base social los procesos de alteración son enormes. Las calamidades de todos –gente, familia, comunidades, empresas, instituciones- son descomunales y generan permanentemente, como es natural, fuertes reacciones. El remate de esta agitación es impredecible.
Se acercan elecciones y con razón aumenta la incertidumbre. Los politiqueros se defienden como siempre y lo seguirán haciendo sin dar tregua alguna. No pretenden soltar privilegios que abarcan fortuna y vida buena por cuenta de nuestra sociedad. Y para ello usan todo tipo de tramas y engaños. Hasta postulan personas decentes detrás de las cuales buscan camuflarse con su corrupción intacta.
Me preocupa que aún reine la indiferencia y el desprecio por la política. Los ciudadanos no pueden seguir quedándose cruzados de brazos, apenas muertos de la ira, si desean que el país vuelva a ser de todos. No interesa el Partido, grupo o candidato, las necesidades son comunes a todos y en buena parte las alternativas y soluciones también.
Ojalá en unos meses el panorama sea otro. De lo contrario, terminaremos en manos de la demagogia y de aquellos que apenas tienen capacidad para vestir con palabras mayores ideas menores. Hay que permitir y promover que lleguen nuevos protagonistas y nuevas visiones a la política, sólo así podremos decir y pensar que la patria somos todos. Sigo pensando que los huilenses merecen un futuro mejor, un país mejor y trabajaremos juntos para tenerlos.
Twitter: @sergioyounes