La multinacional Alange socializó con habitantes de la zona los estudios de impacto ambiental para la explotación petrolera en la cuenca hidrográfica del río Las Ceibas, que afortunadamente fue rechazada de forma contundente por los líderes de la Asociación de Juntas de acción comunal de la región, y que afectaría a siete veredas: El Vergel, Santa Bárbara, Los Cauchos, Floragaita, Platamillar, El Centro y Ceibas Afuera, pero sobre todo a la ciudad de Neiva y a sus 400.000 habitantes.
Dice la señora Audelina Espinoza, secretaria de Asojuntas: " Ellos ya hablan como si fueran a explotar (el petróleo). Los espacios de socialización son solo un requisito que están llenando para cumplir con el débil marco de licenciamiento ambiental de la locomotora minera que impulsa el Presidente Santos a costa de la vida de los colombianos."
Tiene toda la razón la señora Audelina. Es nada menos que la vida de los habitantes de Neiva que dependen totalmente del río Las Ceibas. Sin agua no hay vida. La CAM, el Municipio, el Departamento y la Nación, llevan más de 30 años invirtiendo ingentes recursos para proteger la cuenca del Río; y ahora con la licencia que seguramente ya concedió el Gobierno Central, acaba de tajo con la vida de la ciudad capital del Huila, con una frescura criminal que subraya el cinismo de un mandato que demuestra permanentemente su desprecio ofensivo por la provincia.
Me aterra sobremanera la actitud sorda y displicente de la diligencia política y social del departamento, ante la gravedad de la denuncia expresada por los dirigentes de la comunidad. ¿Será que esta vez también los dejaremos solos en su lucha?, ¿Dónde está el partido verde? (Ver el Quimbo).
Quiero recordar aquí algunos apartes de la carta de los indígenas UWA al mundo: “De mil formas les hemos dicho a los hombres blancos que la tierra es nuestra madre, que no queremos ni podemos venderla.
Todo ser vivo tiene sangre: todo árbol, todo vegetal, todo animal, la tierra también, y esta sangre de la tierra (el petróleo) es la que nos da fuerza a todos, a plantas, animales y seres humanos.
Pero nosotros le preguntamos a riowa (hombre blanco): ¿cómo se le pone precio a la madre y cuanto es ese precio? Por eso los UWA no podemos ceder, maltratar, ni vender la tierra ni su sangre."
En la industria petrolera cualquiera que sea el rol que se le asigne al País, las ganancias son siempre para ellos. A nosotros nos quedan los impactos.