La respuesta es muy sencilla, Dios y el hombre; pero la vivencia de esta sentencia es muy compleja. En un análisis de estudio de religiones comparadas, encontramos cantidad de matices sobre lo que es considerado sagrado para cada religión. Quién lo creyera, pero el mensaje revelado en la Palabra de Dios -dentro de un proceso pedagógico de la manifestación de Dios-, va desacralizando las cosas, las instituciones, los gobernantes, las costumbres, etc. Para Dios solo es sagrado el hombre. El hombre en su natural apertura religiosa, tiende a sacralizar normas, lugares, investiduras, etc. El Dios revelado en la Sagrada Biblia es un Dios que despoja al hombre de los absolutos que él crea, para mostrar que el único absoluto es Dios y en ese entorno está el hombre. Claro, siempre como criatura. El hombre es más humano en la medida que esté más abierto a Dios. Dios no quiere sino el bien para el hombre.
Cuando el mensaje de Jesús penetró en la cultura grecolatina, encontró un pueblo muy religioso. El panteón griego y latino era innumerable. Uno de los secretos del éxito del Imperio fue el respeto por todas las religiones. Roma sólo exigía obediencia a las leyes imperiales. Bueno el culto al emperador que debía ser mirado como dios, no fue aceptado por los cristianos. Claro, ¡obvio! Justamente porque los cristianos no idolatramos personas, instituciones, normas, lugares, etc. A los primeros cristianos no les preocupó en primer lugar construir lugares de culto, les preocupó fundamentalmente, formar comunidades en donde se viviese el Evangelio. Esto no significa entonces que no se construyesen edificios para que se reuniese la comunidad -cuidado con caer en una nueva visión iconoclasta-, en donde se conociese el Evangelio que debía traducirse en el amor y respeto mutuos. Para el mensaje de Jesús lo que cuenta es el hombre, después viene todo lo demás. San Pablo llama a los cristianos, “templos vivos del Espíritu Santo”. De ahí el respeto por el hombre. En el libro del Génesis se constata que Dios condena a Caín por haber matado a su hermano Abel. Dios nunca tolera la injusticia contra el hombre. Dios tiene especial predilección por los indefensos. Esos indefensos los protagonizan el huérfano, la viuda y el extranjero, -mejor muestra no podría darse-.
Los templos paganos ante todo eran monumentos -de arquitecturas preciosas-, en honor de los dioses. Por todos los lugares del Imperio se construyeron hermosísimos templos en homenaje a sus deidades. Lástima que muchos de ellos fueron destruidos. Tales obras de arte no eran lugares para reunirse la gente; eran, ante todo, expresiones de culto a las divinidades. La cercanía física de las columnas corintias, jónicas y dóricas, no permitían ninguna “sala de reuniones”. En cambio los cristianos se reunían en casas de familia para ir construyendo la comunidad. Cuando se pensó en construir templos, tenían como finalidad reunir a la comunidad para expresar la conversión a Jesucristo, viviendo la ley del Amor. Para los cristianos el culto a Dios no se quedaba en mera adoración, aterrizaba en la acción de amar a los otros desde el Amor de Dios. Una religiosidad sin compromiso social, es una desfiguración del Evangelio. Lástima que muchos cristianos han desfigurado el verdadero rostro de Jesucristo.
* Obispo de Neiva