En su humilde vivienda son velados Hugo Fernando Calderón y su hija de doce años Patricia Calderón Escalante, quienes murieron al ser arrastrado por la creciente súbita de una quebrada en la vereda Paraguay, del municipio de Oporapa.
El cuerpo de la menor fue hallado por sus familiares ayer en la mañana. Su padre, quien murió al tratar de salvarla, fue encontrado el mismo día de la tragedia, el martes pasado, por su hermano y otros campesinos que acudieron a su auxilio.
El ultimo paseo
Cuando Hugo Fernando Calderón Ordoñez invitó a su esposa y a su hija a visitar unos familiares al otro lado de la quebrada por la que pasaban casi todos los días, nunca se imaginó que sería el último paseo de su vida.
Alegre como siempre ensilló la mula para que Adriana, su mujer, y Patricia, su Hija, hicieran el recorrido más rápido y cómodamente, además para que no embarraran los trajes nuevos con lo que acababan de asistir a la fiesta de la virgen del Carmen en la capilla de la vereda Paraguay, donde siempre vivió.
Junto a la cabalgadura caminó siempre atento a que nada le fuera a pasar a la pareja de montadoras, mientras hablaba con su hermano Javier sobre los proyectos de la pequeña finca de su padre y lo duro que estaba el invierno de los últimos días.
Un paso acostumbrado
La quebrada Oporapa cruza a poca distancia de la humilde vivienda. Por eso pareció no preocuparle demasiado al ver que su caudal estaba un poco más alta que de costumbre. “Por ahí pasábamos siempre sin ningún problema” recuerda Adriana Escalante, esposa de Hugo Fernando.
Confiados en que nada pasaría y que la mula llevaría a las dos mujeres al otro lado, los dos hombres esperaron expectantes. Fue en ese momento en que la mula no resistió la fuerza de la corriente y se volteó arrojando sus jinetes al agua.
Hugo Fernando y Javier no dudaron ni un instante en lanzarse al agua para auxiliarlas. Javier logro tomar de un brazo Adriana, mientras Hugo Fernando tomada a su hija.
“En la tenía y nadaba contra la corriente aparentemente sin problema, pero de un momento a otro un gran chorro lo golpeo su cabeza contra una roca, fue allí donde se desvaneció y soltó a la niña” narró Javier.
El rescate
Ante la dantesca escena y al ver como su hermano y sobrina eran arrastrados por la corriente, Javier corrió tratando de darles alcance pero todo fue inútil. Dos vecinos que escucharon sus gritos acudieron en apoyo y lograron rescatar entre los tres el cuerpo ya sin vida del infortunado campesino.
Sus exequias se cumplirán hoy en el pequeño cementerio del caserío, luego de una ceremonia religiosa que se oficiará en la misma capilla en la que hace trece años se casaron Adriana y Hugo Fernando y en la que fue bautizada su hija Patricia.