El mundo literario recuerda hoy a uno de los más grandes de las letras contemporáneas: Ernest Hemingway. Nacido el 21 de julio de 1899, hace 114 años en Oak Park, Illinois, Estados Unidos, Hemingway fue reportero antes que escritor.
De hecho, se conoce que comenzó su carrera escribiendo para el Kansas City Star. Sin embargo, diferentes eventos a lo largo de su vida le llevarían a textos más profundos, aunque la limpieza y sencillez de varios de sus escritos, como los que se encuentran en “El viejo y el mar”, por ejemplo, recogen su aparente gusto por “más verbos y menos adjetivos”.
“Para nadie es secreto que el Hemingway escritor y novelista le debe mucho al Hemingway testigo y protagonista de historias que nadie le contó, más bien las contó él como reportero sin par”, recuerdan analistas de su obra.
Su deseo de aventura y acción le llevaron a alistarse como conductor de ambulancias en la I Guerra Mundial. Durante la contienda fue herido y pasó tiempo recuperándose antes de retomar su carrera periodística como corresponsal extranjero. Luego, en París, Hemingway comenzó a escribir, aunque sin demasiado éxito, ya que “Tres relatos y diez poemas” (1923) o “En este mundo” (1925) no llamaron la atención de la crítica. Casado y con un hijo, Hemingway se ganaba la vida viajando como reportero o haciendo de sparring de boxeo.
En 1925 Hemingway escribió “Fiesta”, un relato del París bohemio que le valió su primer éxito, al que siguió “Muerte en la tarde”. No obstante, el verdadero salto de Hemingway a la primera línea literaria llegaría con “Adiós a las armas”, en 1929.
A partir de ese momento comienza una nueva época en su obra, mientras sigue como corresponsal, siguiendo conflictos como la Guerra Civil Española, que tan bien reflejara en “Por quien doblas las campanas”.
En la II Guerra Mundial, Hemingway fue activo periodista, llegando a participar en el desembarco de Normandía. Es de los primeros en pisar París, pero toda esa avalancha de acontecimientos desemboca en un paso creativo que duraría hasta 1950 con “Al otro lado del río y entre los árboles”.
Solo hasta su estadía en Cuba, enfilaría parte de sus búsquedas para culminar con la que muchos críticos consideran es su obra más emblemática, o al menos de las más divulgadas y leídas, “El viejo y el mar”.
Hemingway murió en 1961 de un disparo en la cabeza, y se discute tanto la posibilidad de un accidente como la del suicidio.