Los esposos Neila Toquica Menza y Enrique Morales fueron asesinados cuando salieron de su casa a llamar a sus familiares, quienes viven en el municipio de Campoalegre.
El doble homicidio ocurrió ayer en la mañana en la vereda La Aurora en el municipio de San Vicente del Caguán (Caquetá), donde viven desde hace 25 años. “Ellos trabajaban en la finca”, dijo en medio del llanto Luz Marina Toquica, progenitora de Neila y quien vive en el barrio Mararay en el municipio de Campoalegre.
La trágica noticia la conoció la mujer cuando llamó al celular de su hija y lo contestó su nieto Óscar. “Le marqué a Neila y me contestó un nieto (el hijo mayor), le pregunté: ‘Mijito, dónde está, dónde se encuentra’, y me contestó que estaba donde ‘mataron a mi papá y mi mamá’”.
Incrédula de lo que había acabado de oír, le volvió a preguntar al joven por los papás. “Le dije ‘cómo así’, y dijo que los habían acabado de matar”.
Recordó que llamó a su hija a la finca, al observar que dos de sus hijos se estaban comportando de manera extraña. “Una hija que trabaja en el terminal me llamó y me dijo que si Neila me había llamado… Cuando me di cuenta que mi otro hijo que estaba en la casa se angustió, le pregunté qué había pasado y no me quiso decir”.
Neila, de 42 años de edad y Enrique, de 44 años, fueron ultimados a tiros cuando salieron de la casa a llamar a sus allegados que residen en la Capital Arrocera del Huila. “El nieto me dijo que salieron a buscar señal a llamar y que los mataron”, recordó la angustiada mujer.
El crimen de la pareja mantiene desconcertados a sus familiares, quienes hace ocho días viajaron a visitarla a la finca. “No sé qué pasó, no sé por qué los mataron, ellos siempre me contaban cualquier cosa, hasta el pecado que tuvieran. El jueves nos vinimos”, manifestó Luz Marina.
Señaló que le extraña que en Campoalegre las personas estén señalando que el asesinato fue por la venta de ganado. “Hay comentarios de la gente que dicen que los mataron porque vendieron animales y que no habían pagado. Me extraña que la gente esté diciendo eso. Ellos trabajaban en la finca vendiendo leche, cada 15 días le pagaban. Vivían de la renta de la leche y de los animales de mayor valor que le tenían a un señor”, explicó la acongojada mujer.
Expresó que los asesinos no podrán esconderse de la justicia divina. “Quienes los hayan matado podrán esconderse de la familia, de nosotros, pero no de la grandeza de nuestro Señor Jesucristo”.