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Una muerte marcada por el desamor 5 24 septiembre, 2024
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Una muerte marcada por el desamor

Una muerte marcada por el desamor 11 24 septiembre, 2024
Rosario Martínez, madre y abuela de las víctimas en medio del dolor contó a LA NACIÓN, la trágica historia.
Inquieta, rebelde y agresiva, así definieron algunos a Luz Mabel Martínez Sánchez, la adolescente de 15 años de edad que decidió acabar con su vida,  el sábado anterior. Pero la tragedia para la familia  no terminó allí, pues momentos después  su padre, Luis Arturo Martínez, presa del dolor  decidió también unirse a su hija, y terminó suicidándose.

La desventura, ocurrió a escasos 30 minutos de la cabecera municipal de El Pital, ubicado en el suroccidente del Huila, un pueblo en el que según sus habitantes pasan pocas cosas y la gente se muere de vieja.

El amor, el desespero por una ruptura sentimental y el abandono, fueron tal vez las principales causas que provocaron que toda la familia, principalmente  Rosario Martínez, la madre de Luis Arturo y abuela de Luz Mabel,  se sumiera en una gran amargura.

Fue ella precisamente, quien tuvo que asumir la tarea de enterrar a su hijo, y al mismo tiempo a su nieta. La acompañó una multitud que llegó a despedirlos.

En la vereda, ni la capilla alcanzó para tanta gente, fue así que el velorio del padre y su hija se hizo en el único polideportivo que tiene el caserío.

“La muerte de Luis y su hija, conmocionó a toda la vereda, por acá nunca se habían visto estas cosas. Él era una persona muy trabajadora y siempre respondió por sus hijas, luego de que su esposa lo abandonara”, relataron Evelia y Toño, una longeva pareja de esposos, dueños de una tienda en la que Luis Arturo Martínez, acostumbraba a sacar fiado el mercado para sus hijas. Lo último que alcanzó a pedir allí fueron cuatro libras de carne.

De hecho, la deuda nunca se pagó, pero lo recuerdan como un hombre recto en su proceder, era joven, tenía 40 años de edad y desde el abandono de su esposa hace siete meses, comenzó la lucha por educar a sus hijas entre ellas a Luz Mabel y Kerly Johana, las dos gemelas, sus hijas mayores de 15 años de edad quienes según su abuela, se les salieron de las manos.

Cuenta la abuela que peleaban mucho, se agredían, terminaban agarradas de pelo, dándose patadas y puños. No había respeto entre ellas. Les gustaba salir y vivir una vida como si fueran personas adultas.  Era tanto el desespero del padre de las gemelas que pensó en llevar su caso al Bienestar Familiar en busca de ayuda. Pero la tragedia se les adelantó y por partida doble.

Como si fuera poco, a Rosario Martínez le tocó asumir el pago de los dos sepelios.  Sin embargo, dado que era costoso, recibió apoyo de la comunidad de la vereda El Uvital que la ayudó con recursos para pagar el funeral. Incluso, el cura donó las ofrendas a la familia y la única funeraria del pueblo dejó a menor precio los féretros.

“Vino mucha gente de Acevedo y Suaza, lugares por donde Luis Arturo trabajó, los compañeros del colegio de la niña también. Había mucha gente”, recordó la acongojada abuela a quien la tristeza la embarga y rompe en llanto al saber que su hijo cumplió su sentencia. La de autoeliminarse.

La rivalidad

Las cosas para la familia comenzaron a ir mal cuando a Luis Arturo Martínez, lo abandonó su esposa hace siete meses, y él tuvo que quedarse a cargo de sus hijas. Tan solo una carta fue la que dejó Johana Sánchez, en cuyo contenido le decía que se iba a buscar trabajo para poder aportar a la casa y así darles mejor comodidad a las niñas.

Sin embargo, la historia fue otra. Todo resultó siendo una mentira. Ella nunca volvió y al poco tiempo Luis Arturo, se enteró de que la que hasta hacía algunos meses había sido su esposa, ahora vivía en otra vereda muy cercana a El Uvital, con un nuevo compañero sentimental.

“Él trabajaba, y a Johana nunca le faltó nada y mucho menos recibió malos tratos. De esa separación me enteré a los ocho días, pues mi hijo siempre fue muy callado en esas cosas, desde ese entonces comenzaron los problemas. Después que Johana los abandonó, estuve ayudándole a mi hijo en la casa, les preparaba la comida, me dio pesar, él me pidió el favor pues las niñas estaban estudiando”, rememoró Rosario.

Pero la corta vida de Luz Mabel, estuvo cargada de amores y odios, libertinaje y desobediencia. En medio de todo ese panorama, la menor encontró el amor y fue este mismo el que la llevó a tomar una decisión radical con su vida.

“Luz Mabel consiguió marido, un hombre de 28 años de edad, quien un buen día llegó a la zona cuando instalaron la red de gas domiciliaria. El muchacho perdió el trabajo por estar con ella, pero los celos de la adolescente fueron al extremo que comenzó a sentirlos hacia su propia hermana gemela, enfrascándose en riñas. Fueron peleas duras y muchas veces las tuvieron que separar”.

Rosario recuerda que no en pocas ocasiones las dos hermanas se fueron incluso a los golpes dado que Luz Mabel no consentía siquiera pensar que su hermana pudiera fijar sus ojos en Juan Carlos, su novio.

Añade la abuela Rosario que fue tan crítica la situación que Kerly, su gemela decidió dormir con un cuchillo debajo de la almohada, pues temía ser lastimada por su hermana.

Pero ni los consejos de la abuela sirvieron para que ambas dejaran de agredirse física y verbalmente, y eso que siempre les inculcó el respeto de hermanas.

La separación

La adolescente convivió cuatro meses con aquel hombre que llegó un día a la vereda y la enamoró. Sin embargo, los celos enfermizos de la adolescente lo llevaron a tomar una decisión y fue el de abandonarla. No soportó más la situación. –Fue por el bien de todos en su momento –afirma la abuela.

Para Luz Mabel no había terminado su desilusión, pues a la separación se sumó un aborto espontáneo, eso ocurrió hace tan solo hace un mes. Nunca, se supo el por qué, no dio explicación alguna.

“Ella, hasta la ropa se la dañaba, pero el muchacho era muy noble. Eran los celos de ella hacia la hermana gemela”, cuenta Rosario, de 57 años de edad a quien la joven visitó en varias oportunidades y le lloraba por la separación con Juan Carlos.

La tragedia

La muerte de Luz Mabel ocurrió pasada las 10 de la noche del sábado 14 de mayo. Decidió quitarse la vida tomando Furudán, un potente pesticida utilizado para acabar con la maleza.

Luis Arturo, su padre, estaba por fuera de la casa en esos momentos. Fue hasta que le avisaron de lo que acababa suceder, cuando él volvió para encontrarse con la escena de su hija, ya muerta.

“La alzó entre sus brazos, le echó la bendición y sentenció – En el cementerio nos vemos, porque yo hasta aquí aguanté – a ella se la llevaron para el hospital pero Luis Arturo, prefirió quedarse en la vivienda”.

Por eso, Rosario cree que su hijo ya tenía pensando también autoeliminarse, según ella, ya en dos oportunidades se lo había manifestado.

“Él quería matarse, me lo confesó dijo que lo había intentado dos veces, el amor por la esposa y madre de sus hijas era fuerte. Nos poníamos a llorar, me abrazaba y decía que le daba pesar dejarme sola. Siempre le dije que no hiciera eso y que tuviera temor de Dios”.

Fueron dos momentos en que Luis Arturo, le manifestó a su progenitora sus intenciones, desde ese entonces Rosario comenzó a ser su protectora.

“Cada vez que él estaba borracho, me la pasaba a su lado, lo cuidé mucho pues ya estaba advertida, solo que esa noche no sé qué me pasó. Él siguió tomando, ya la niña había muerto y fue hasta las cinco de la mañana que su sobrino decidió dejarlo en la casa solo, durmiendo, minutos más tarde ocurrió la otra tragedia”.

Luis Arturo fue encontrado muerto al día siguiente en la sala de su humilde casa, la cual construyó en bahareque en un terreno que le fue donado por un compadre.
Hasta allí llegó su progenitora lo encontró tirado en el suelo ya inerte.

“Dicen las hermanas de Luz Mabel, que ella tomó la decisión de acabar con su vida por su expareja, aquel joven que conoció oriundo del municipio de Pitalito y de la cual los celos terminó por separarlos”, contó Rosario, quien trata de ser fuerte tras la muerte de su hijo mayor y una de sus nietas.

Ya no queda nada

Dos días después del sepelio, Johana Sánchez, madre de Luz Mabel, volvió, sin mediar palabra alguna y luego de estar separada desde hace siete meses. Llegó pero no para quedarse, sino que se llevó todo el trasteo que había en la vivienda, incluida sus otras hijas.

Ahora, algunos cuadros de diplomas quedaron colgados en la pared y al fondo en una de las habitaciones, un uniforme del colegio, tal vez el de Luz Mabel. Mientras tanto, Rosario, trata de asimilar su dolor y seguir su vida en medio de los cafetales.

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Luis Arturo Martínez, era padre soltero, no hace mucho su esposa lo había abandonado.

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Luz Mabel Martínez, no soportó la separación de su pareja sentimental.

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Rosario, volvió al lugar donde encontró muerto a su hijo y con tristeza recordó que siempre fue un ejemplar padre y esposo.