La Nación
COLUMNISTAS

Vergüenza ajena

¿Ya fue la secretaria de Educación del Huila María del Carmen Jiménez a Santa Rita, zona rural de Aipe? ¿El gobernador Carlos Julio González sabe que a tres horas de su despacho los estudiantes reciben clase en una taberna, en el mismo escenario donde los fines de semana desaparece la pizarra y llegan los gallos y borrachos lanzando palabras de grueso calibre? No es populismo, es ponerle frente a una cruda radiografía de corrupción que los anteriores gobernadores no quisieron ver porque me atrevo a asegurar sus ojos no apuntaron hacia Santa Rita, una vereda donde se entra en chiva, la vía es un desastre y las Farc controlan parte de la zona.

Sé que no es responsabilidad de González Villa, quien se estrena en el cargo, sí de Luis Felipe Conde, exalcalde, quien se pasea en Neiva con su cabeza en alto, después del esperpento de contratista que terminó tumbándolo y robándose parte de los 4 mil millones de pesos que destinó la Alcaldía para esta obra, cuando tenían dinero de regalías para botar por las ventanas.

Por culpa de la Fundación para el Buen Gobierno, a la que Conde Laso le entregó a dedo el proyecto de construcción de un megacolegio (obra 232 de 2010), éste quedó reducido a un par de columnas y estructuras en cemento que sirven para amarrar burros y caballos en días campesinos (como lo reveló con fotografías el diputado Julio César Díaz Cruz).

El 16 de marzo de 2014 denuncié en LA NACIÓN lo ocurrido, pero no pasó nada. El contratista desapareció, el exalcalde no respondió- como muchos esperaban- y la obra quedó en nada, en escampadero de semovientes, mientras los niños aipunos se someten a las humillaciones de mezclar sus clases con corridos prohibidos.

No es justo con Aipe, con Santa Rita, con Santa Helena, su inspección, donde la radiografía es la misma: niños estudiando en casas porque el dinero de su escuela también se lo hurtó un contratista.

¿Pueden promocionar ‘calidad de educación’, después de este panorama? ¿Esperan estupendos resultados en las pruebas de Estado? No lo creo. Y más cuando algunas secretarias de educación que ha tenido el Huila en los últimos diez años despilfarraron dinero en contratos estúpidos como la compra de libros de culinaria, turismo, tutela y constitución para estudiantes de bachillerato que terminaron mojados y arruinados porque no los entregaron en su totalidad.

Sé que podría generarle problemas legales al Departamento intervenir en un hecho de corrupción ajeno, pero hay asesores jurídicos que deberán buscar salidas para atender a esta población apartada.

De lo contrario, es mejor no hablar de calidad de la educación. Podríamos perder el tiempo.

Nota uno: Era ilógico tener en la cárcel a unos contratistas de la ESE señalados de participar en política. Acaso, ¿los contratistas no pueden hacer proselitismo? Obvio que sí. Entonces, sigo sin entender por qué los privaron de su libertad durante una semana y los sometieron a semejante show.