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¿Se acaba el monopolio de licores?

La plenaria de la Cámara de Representantes acaba de aprobar el texto final del proyecto de Ley 2015N para modificar el monopolio rentístico de licores en favor de los departamentos del país. Vale un pequeño recordatorio de lo que ha significado el monopolio como arbitrio rentístico de los departamentos. Las licoreras departamentales nacieron, precisamente, para ejercer dicho monopolio con, en la mayoría de los casos, malos resultados. Se volvieron focos de burocracia, financiación de reinados y fijación de condiciones comerciales por fuera de las fuerzas del mercado como, en el caso del Huila, obligar a distribuidores a cumplir unas cuotas de compra sin tener en cuenta el comportamiento de las ventas. Luego, manteniendo el monopolio, se permitió producir el licor bajo las marcas tradicionales eliminando la producción directa lo cual produjo mejores resultados sin desmejora de los ingresos para los fiscos departamentales. Esta es la situación de los licores hoy que están en manos de distribuidores privados y su producción se realiza mediante contrato con otras licoreras; en el caso del Huila, con la Fábrica de Licores de Antioquia. Hay departamentos que no crearon sus licoreras (Risaralda por ejemplo) pero han autorizado exclusividad a otras licoreras pues, al fin y al cabo, lo que interesa a los departamentos es su ingreso fiscal por este concepto (de ahí la denominación de “arbitrio rentístico”) pero sin desconocer las realidades del mercado.

En términos generales el proyecto de Ley establece que serán las asambleas departamentales, por iniciativa del gobernador, las que decidirán si ejercen o no el monopolio sobre la producción e introducción de los licores destilados, y en qué forma, es decir, directamente o a través de terceros, de acuerdo con las normas previstas. Para ello, los gobernadores deberán justificar la conveniencia económica y rentística de mantener o no el monopolio. Si deciden no ejercer el monopolio sobre los licores destilados, estos serán gravados con el impuesto al consumo de licores, vinos, aperitivos y similares y, por supuesto tendrán que abrir el mercado. El estudio, entonces tendrá que considerar las dos alternativas porque, en todo caso, hay ingresos para el departamento pero el mercado se atomizaría en varias marcas y habría varias opciones de renta fiscal. Desconozco el pensamiento de la actual administración pero la Federación de departamentos debe tener una aproximación sobre el impacto en los mismos de esta medida. Lo cierto es que se sepultan, en la mayoría de los casos, las licoreras y sobrevivirán las tres o cuatro que dominan el mercado. Interesante planteamiento promovido, con seguridad, por los importadores de licores extranjeros.