Sistema macabro

Absolutamente consternado, aunque más de rabia, indignación e impotencia, por muchas cosas que suceden, donde hay una sociedad y un Estado, que miran para el otro lado, cuando los grandes conflictos sociales, se resisten a desaparecer, por el contrario, a aumentar en forma acelerada.
Realmente no entiendo de dónde saca el Gobierno las cifras de evaluación de la pobreza y la miseria, sobre todo en estos países del tercer mundo, y de dónde sale el discurso cínico de los gobernantes de turno, “estamos reduciendo la pobreza”, pero será la de ellos, y de la clase dirigente, que viven en un total contubernio, absolutamente desconectados de la realidad nacional.
Estoy cerca de obtener el informe del Centro de Memoria Histórica, ¡Basta ya! Colombia: memorias de guerra y dignidad, una historia de 54 años de horror y de infamia (1958-2012); donde se hacen los más desgarradores testimonios de las víctimas del conflicto. Pero por sobre todo, después de conocer tangencialmente algunos fragmentos del mencionado documento, inmediatamente saltan a nuestra mente, la gran contradicción, tanto dolor para tanta indiferencia del Estado y la sociedad.
Ante esta situación, claramente se evidencia, lo que inicialmente pareciera un simple sofisma, de que la guerra y los conflictos como el nuestro es un negocio para las partes involucradas menos para la sociedad civil que pone las víctimas, de ahí las patologías, que ya son pan de cada día, donde se nace, crece y se reproduce nuestras sociedad y las generaciones futuras.
Estamos frente a una sociedad presente y futura absolutamente enferma, por este negocio de las guerras y los conflictos que se volvieron la normalidad.
Analizando la realidad nacional, solamente de las últimas tres semanas, es bastante desalentador el panorama, la indiferencia total como si la realidad nacional fuera otra distinta al sufrimiento de tantos que fueron despojados, desplazados, violentados y cuyas familias fueron destrozadas y sus pueblos destruidos, y siguen creyendo que el conflicto no es de ellos; y aunque existe esta tragedia, siguen los atropellos, la indiferencia total, y las grandes noticias son abusos del Estado y dirigentes por todas partes; los responsables de las soluciones mirando para el otro lado, absolutamente indiferentes, como atendiendo a la expresión, de que mientras ellos se matan yo me enriquezco, y así está sucediendo.
No sienten o creen que el conflicto no es con ellos. Por indiferentes también son responsables, porque escogieron mirar para otro lado y vivir de espaldas, y hacer posible la tragedia, las tropelías y los crímenes atroces de unos pocos.
Que pesar que esto suceda, causa indignación y desesperanza, cada día nos enfrentamos al juego de las antítesis como el arte del absurdo; actuaciones y acontecimientos absolutamente inexplicables.
 

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