Con sobrada razón una de las instituciones más reprobadas de nuestro país, es el Congreso de la República, pues de todos es conocido que con honorables excepciones, son numerosos los abusos que han cometido y poco el tiempo dedicado al trabajo legislativo para contribuir a la solución de los múltiples problemas nacionales, aspecto que es su principal función; esto se explica porque la mayor parte de los congresistas, una vez elegidos se dedican principalmente a hacer campaña en varias formas para la próxima elección y así perpetuarse en las curules. Entre los distintos abusos vale mencionar el haber constituido una Caja de Previsión propia y dictar leyes especiales, lo cual facilitó privilegios especialmente en el aspecto salarial, prestacional y pensional.
Recientemente el país ha conocido algunos casos que producen mucha indignación y que nuestros legisladores desde tiempo atrás debieron actuar para evitar estos execrables hechos que no son nuevos en nuestro medio; me refiero a los ataques de perros rabiosos que han desfigurado el rostro de muchas personas, en especial menores de edad; el caso de los borrachos asesinos y el repudiable hacinamiento en cárceles. En países civilizados si se produce cualquier agresión de un perro hacía una persona, su dueño está en la obligación de conducir al animal para que sea sacrificado, en nuestro país nada pasa.
Es urgente la expedición de leyes para prohibir la tenencia de ejemplares de raza asesina y quien los tenga que responda civil y penalmente por los estragos causados; en cuento a las sanciones a conductores borrachos, el mismo Congreso se ha opuesto a dictar leyes severas sobre el particular, sus intereses tendrá. La tortura y muerte en las cárceles por el hacinamiento se debe principalmente al gran número de delincuentes comunes, cifra propiciada en gran medida por la falta de un empleo, factor minimizado por las leyes laborales dictadas desde tiempo atrás, por tanto el Congreso debería buscar un trato más humanitario para estos compatriotas caídos en desgracia y abandonar su estilo egoísta e inhumano.
Lástima la fallida revocatoria al Congreso, se hubiera propiciado la eliminación de algunos vicios; el pueblo debería tener mecanismos para hacer seguimiento a cada uno de los elegidos y al final evaluarlos para respaldarlos o vetarlos, pero desafortunadamente nuestro pueblo es apático, no vota o vota sin conocimiento o por cualquier migaja que le paguen; mientras tanto tendremos el Congreso que el pueblo se merece.
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