Se ha abierto un interesante y necesario debate acerca de la posibilidad de que las minorías políticas desaparezcan por el aumento del umbral en para las elecciones al Congreso en 2014, lo que ha puesto al Gobierno y a los propios partidos a buscar una fórmula que evite su extinción del escenario democrático. Las sucesivas reformas políticas adelantadas en las dos recientes décadas nos dejaron con un grupo más o menos reducido de partidos y movimientos políticos, en aras de ordenar un escenario que cada vez era más caótico, confuso y hasta circense por la proliferación indiscriminada de todo tipo de grupúsculos convertidos en protagonistas de los debates electorales.
Llegamos a contar más de 70 de estos, la mayoría de ellos simples oficinas de negociación económica de avales y de escampadero de cuanto mercachifle quería hacer dinero y figuración con un simple registro de personería jurídica. Y aunque no se ha logrado el ideal de tener partidos serios, plenamente democráticos desde sus órganos internos y desprovistos de cuanta maña suele aparecer en estas lides, sí se ha conseguido un enorme avance que hoy nos permite contar con un número mucho menor, de apenas 12 partidos y movimientos.
Lo que está por ocurrir – de no encontrarse una salida adecuada – es que el número de votos en las elecciones de marzo de 2014 no les alcance a por lo menos la mitad de ellos y se conviertan así en historia pasada, y sus militantes se queden de buenas a primeras sin una identidad propia.
Empero, bien vale decir que algunos de esos grupos políticos han nacido en formas poco ortodoxas y con orígenes medio oscuros, con el único propósito de servir de salvación a ciertos dirigentes enredados en serios asuntos judiciales, pero ello no obsta para que – legalizados como están – puedan sobrevivir. Y por supuesto de tal lista de “amenazados” sobresalen el Partido Verde, convertido en la ilusión pasajera de millones de colombianos hace tres años, el movimiento Mira que ha demostrado un ejemplar modelo de organización interna y de capacidad de debate y el mismísimo Polo Democrático que – sin perder la negativa tradición de la izquierda colombiana – parece expuesto a atomizarse por vía de las trifulcas intestinas.
Ahora estamos entonces en las carreras legislativas para construir una reforma constitucional “express” que les permita a estas minorías políticas que no alcancen el umbral en el 2014 conservar, por una sola vez, su personería jurídica. De acuerdo con las cifras históricas recientes, estos partidos necesitan obtener por lo menos 450 mil votos en las elecciones de 2014, número bastante improbable en algunos casos. La intención ahora es garantizar su existencia legal para que puedan reinventarse y fortalecerse, y que no vayan a desaparecer por una especie de muerte súbita.
Sin embargo, algunos de los partidos grandes parecieran no querer jalarle a esta opción, con la pretensión por supuesto de consolidarse como únicas alternativas democráticas, lo cual no parece un juego limpio con quienes – desde otras opiniones – quieren seguir apostándole al respaldo ciudadano. Es justo y necesario darles una nueva oportunidad.
“…No parece un juego limpio con quienes – desde otras opiniones – quieren seguir apostándole al respaldo ciudadano…”
EDITORIALITO
La restricción en el tránsito de tractomulas, ordenada por el Invías en la vía Pitalito-Mocoa es una medida coyuntural para atender una emergencia. En mora están las autoridades de ejercer verdaderos controles para frenar este fenómeno que se convirtió en un factor de alto riesgo en la vía nacional.