Con vallenatos, su música predilecta, fue despedido el menor Luis Felipe Rivera Quimbaya, quien perdió la vida al accidentarse en la camioneta que conducía cuando iba en compañía de cuatro amigos más, en el oriente de Neiva.
El féretro de color blanco marfil, con los despojos del menor, fue trasladado desde la casa de sus padres en el conjunto Hacienda Mayor, hacia la iglesia Nuestra Señora de Aránzazu en el barrio La Gaitana, acompañado de decenas de amigos.
En el atrio del templo una vez terminó la ceremonia, un conjunto vallenato interpretó la música con la que Rivera Quimbaya, de 15 años de edad, gozaba en compañía de sus amigos. “A Juan Felipe le fascinaba el vallenato, él tocaba el acordeón”, dijo un amigo cercano del joven.
El cortejo fúnebre continúo su marcha rumbo al norte de la capital huilense, hasta la capilla donde la funeraria tiene los implementos para la cremación del cuerpo.
El siniestro ocurrió cuando el menor en compañía de José Ricardo Otálora Castillo, José Medina y María Fernanda Hoyos Ramírez, y una amiga más, salieron de su casa donde estuvieron reunidos jugando para dejarlos a cada uno en sus residencias. “Primero dejaron a una amiga, de camino sucedió el accidente”, señaló un allegado al joven.
En el hecho la menor Fernanda Hoyos, de 14 años, sufrió graves heridas en el rostro. “La niña será sometida a cirugía plástica para reconstrucción del rostro”, manifestó el allegado de la joven; mientras que Otálora y Medina salieron ilesos.
Luis Felipe fue recordado por sus amigos como una persona alegre, simpática y amable. “Se destacaba por ser colaborador; amante al vallenato y el fútbol”.
El joven, quien cursaba Séptimo en el Colegio Santa Clara de Hungría, se encontraba en proceso de buscar otra institución educativa.
Exceso de velocidad
Rivera Quimbaya, amante al fútbol, murió cuando perdió el control de la camioneta Ssangyong de placa CCX-708 y chocó contra un poste, en momentos que transitaba sobre la Calle Octava en la Avenida Ipanema, oriente de la capital huilense.
“Al parecer el exceso de velocidad y la impericia del conductor originaron el accidente”, dijo el director de Movilidad de Neiva, Libardo Carvajal.
El funcionario manifestó que los jóvenes que acompañaban al menor no iban en estado de alicoramiento. “Se les practicó la prueba de alcoholemia y dio negativo. No iban consumiendo licor”, manifestó.
Señaló que los funcionarios de Policía Judicial de Tránsito, quienes adelantaron la inspección en el lugar del accidente, “no sintieron aliento a alcohol en el joven que murió”. Precisó que Medicina Legal practicó la prueba de alcoholemia al cuerpo sin vida, cuyo resultado dura un mes en salir.