La experiencia es la maestra de la vida

¿Los años generan experiencia? Sí y no. No basta el cúmulo de años para tener experiencia. La experiencia va ligada a la sabiduría; es una sabiduría que se fundamenta en la vida vivida. Hay personas que tienen muchos años acumulando manías y resabios. Son tan obstinados que nunca han querido aprender; su soberbia obnubila la inteligencia y siempre creen tener la razón. Como alguna vez tuvieron éxito en la vida, creen que siempre tienen la razón. En ellos no hay experiencia, hay es una sumatoria de errores que en forma absolutamente obtusa, toman decisiones absurdas. La cuenta de cobro llegará más tarde. La terquedad es signo de poca inteligencia.
La experiencia se da cuando la persona está en continuo aprendizaje; cuando la persona aprende de los errores, los reconoce y establece un plan de mejoramiento. La experiencia enseña a vivir sumando y no restando en la relación con los otros. La experiencia enseña que es importante ofrecer perdón, para ganar al otro. Ese otro me permite ser persona, pues me da la posibilidad de desarrollarme. En la empresa más importante que es el matrimonio, la experiencia juega un papel muy importante. La pareja tiene un proceso de ajuste; en donde se van acoplando con inteligencia y amor conociendo al otro, respetándole su identidad, en un continuo crecimiento.
El que se empecina en imponerse sobre el otro, termina destruyendo el amor. Dios no lo ha creado basura, usted tiene dignidad que exige respeto y su a vez, crea respeto por las diferencias. Las diferencias permiten el desarrollo de la persona en la medida en que son ofrecidas, no impuestas. Con frecuencia es necesario menguar para que el otro crezca. No juegue al gana-pierde (este es el peor negocio de la vida); juegue al gana-gana.
En una empresa cuando hay personas que tienen la arrogancia de “sabérselas todas”, fomentan un clima laboral malsano que frena el crecimiento de la misma. Una empresa se posiciona cuando está en continua evaluación. Lo que se ha hecho está bien, hay que hacerlo mejor. La meta es la excelencia. Cuando usted se estaciona, se atrasa; pues el tren del cambio no para. ¿Por qué usted sale del mercado? Porque no se actualiza. El cambio es lo permanente. Evalúe sus paradigmas, tal vez la respuesta dada ayer, hoy no funciona. Cambie, sí; sin perder de identidad. Construya el futuro sobre lo que usted es, no sobre la imaginación de lo que usted cree ser. Sea usted mismo en continua evaluación. Sabio es el que vive aprendiendo, para mejorar. Todas las personas nos enseñan algo. ¿Por qué odia tanto lo que ayer amó? El problema es usted, luego la solución es usted. Reconcíliese consigo mismo para poderse reconciliar con los demás. Tenga la grandeza de reconocer el error, para ganar la verdad. Consulte al sabio, no al cínico. Permítame amigo lector remitirlo al libro Santo, véase el primer libro de los Reyes, capítulo doce, versículos del uno al diecinueve. Léalo, por favor, estoy seguro que le va a gustar. No viva presentando excusas; usted es el culpable, luego usted es quien debe encontrar la solución.
*Obispo de Neiva
 

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