La importancia de los Principios de Economía Política y Tributación de Ricardo “fue constatada desde su publicación: durante el siguiente medio siglo el sistema ricardiano dominó el pensamiento económico en Inglaterra. En 1848 la revisión de su pensamiento realizada por John Stuart Mill en Principios de Economía Política (1845-1847) dio nuevo vigor a la teoría de Ricardo. Sin embargo a partir de la década de 1870, los economistas dejaron de analizar los problemas que preocupaban a Ricardo para estudiar los relativos a la teoría del valor, es decir, a estudiar por qué los bienes se intercambian a un precio y no a otro distinto”[1].
Resulta interesante registrar también el balance crítico que hace Eric Roll de su obra:
“La importancia de Ricardo es la de todos los grandes precursores científicos. Logró, en mayor medida que Smith, aislar las principales categorías del sistema económico. Dejó a sus sucesores muchos problemas por resolver, pero también indicó las formas en que podían ser resueltos. En su obra tienen origen varias corrientes de pensamiento. Por una parte, la teoría marxista se basa en la economía política clásica tal como laexpresó Ricardo, aunque tergiversándola. Al mismo tiempo, la desintegración de la Teoría del valor-trabajo empieza con los sucesoresinmediatos de Ricardo.
“La importancia que dio a la distribución suscitó el problema de las relaciones entre las clases sociales y dirigió la atención a los factores sociales e históricos en el análisis económico. También señaló el final de la búsqueda de un índice de la riqueza de una comunidad y desvió el interés de los problemas de cantidad absoluta por los de proporción.
“La preocupación de Ricardo por el problema de los valores relativos estimuló el interés por la determinación de los precios individuales, y esto llegó a ser el problema más importante de la economía en la última parte del siglo XIX. Así pues, la economía contemporánea, con su interés por los problemas del equilibrio, puede también considerar a Ricardo como su fundador”[2].
Presentaremos a continuación otra de las más polémicas figuras de la Escuela Clásica: Thomas Robert Malthus, 1766-1834, pastor protestante llegado al campo de la economía.
Economista británico discípulo de Adam Smith ingresó en 1782 al St. John´s College (Cambridge) donde se interesó principalmente por la filosofía y las matemáticas. Fue así como se graduó de sacerdote. En 1793 recibió una beca que le permitió permanecer en Cambridge hasta 1809, año en que renunció para casarse. Le impresionaron las ideas sobre población expuestas por Smith en La riqueza de las naciones y la Ley de los rendimientos decrecientes de Ricardo, en principio formulada por el fisiócrata Turgot.
En 1798, a partir de aquí, publicó de manera anónima su primer Ensayo sobre el Principio de Población y cómo esto Afecta el Progreso Futuro de la Sociedad, dirigido a borrar las esperanzas optimistas de Adam Smith, Condorcet y William Godwin.
Este último, político y escritor inglés considerado uno de los más importantes precursores liberales del pensamiento anarquista y del utilitarismo, tenía una visión optimista del futuro; creía en la perfectibilidad de la especie humana y en la posibilidad de alcanzar un tiempo en que reinara la razón y todos fueran felices e IGUALES. Esto en un marco ideológico ANARQUISTA en el cual DESAPARECERÍA EL ESTADO AL DESAPARECER LAS CLASES SOCIALES, pues este no tendría entonces ninguna funcionalidad (EL ESTADO ES UN ENTE JURÍDICO-POLÍTICO QUE EXPRESA LA DOMINACIÓN DE UNA CLASE SOBRE OTRA U OTRAS).
Ante esto Malthus postuló que al aumentar la población sería necesario cultivar tierras cada vez menos fértiles y el incremento en la producción de alimentos no alcanzaría a cubrir la demanda. Ilustró esta tesis explicando que la producción de alimentos crece en progresión aritmética (2,4,6,8,10,12, etc), mientras que la población lo hace geométricamente (2,4,8,16,32,64,etc). Es decir, la explosión demográfica acarrearía una hambruna generalizada, salvo que esta tendencia se controlara, o por la naturaleza o por la propia prudencia de la especie.
Malthus sostenía que el control natural era “positivo”: “El poder de la población es tan superior al poder de la tierra para permitir la subsistencia del hombre, que la muerte prematura tiene que frenar hasta cierto punto el crecimiento del ser humano.” El camino para frenar el crecimiento humano serían las guerras, las epidemias, la peste, las plagas, los vicios y las hambrunas, que se combinarían para controlar el volumen de la población mundial hasta limitarlo a la oferta de alimentos.
La única manera de sortear lo anterior era la limitación voluntaria del crecimiento de la población retrasando la edad nupcial para reducir así el tamaño de las familias, y no mediante un control de la natalidad porque resultaba contrario a las convicciones religiosas de Malthus. Es de aclarar que a pesar de este planteamiento Malthus nunca propició una acción gubernamental para el control de la natalidad, lo cual le habría parecido detestable pues fue partidario de limitar drásticamente la acción del Estado en este aspecto. En consecuencia afirmó que “toda interferencia excesiva en los asuntos personales es una forma de tiranía”.
Las doctrinas pesimistas de Malthus dieron a la economía el sobrenombre de “Ciencia Lúgubre”, apelativo proveniente de Thomas Carlyle.
Un apartado de su teoría que Malthus consideraba esencial era este, conocido como La gran fiesta de la vida:
“El hombre, si no puede lograr que los padres o parientes a quienes corresponde lo mantengan, y si la sociedad no quiere su trabajo, no tiene derecho alguno ni a la menor ración de alimentos, no tiene por qué estar donde está, en ese espléndido banquete no le han puesto cubierto. La naturaleza le ordena que se vaya y no tardará en ejecutar su propia orden; si ese hombre no logra comprensión de alguno de los invitados, si estos se levantan y le dejan sitio, acudirán enseguida otros intrusos pidiendo el mismo favor y se perturbará así el orden, la armonía de la fiesta, y la abundancia que antes reinaba se convertirá en escasez.”
O sea, no se trataría de acabar con la pobreza sino de eliminar a los pobres.
David Ricardo, al comentar este punto de la teoría de Malthus siguiendo con el símil de La gran fiesta de la vida de la cual serían excluidos los pobres por la naturaleza de las cosas, imaginó el día en que los mejores asientos de la fiesta no serían ocupados por una élite de terratenientes y capitalistas sino sólo por los terratenientes…y el recaudador de impuestos. (Continuará).