El termino es un tabú en nuestro país, tímidamente hay quienes osan usarlo, pero muchos creen que es la mejor salida a un Estado que se jacta de democrático pero que a la hora de la verdad quienes menos participan en las decisiones del Gobierno es el pueblo mismo.
Tal vez el título genere el reproche de muchos agentes estatales quienes como buenos “demócratas” han crecido con el convencimiento de que las vías de hecho maltratan a las instituciones y la estabilidad de un país.
Y de ello no tengo duda alguna, es más, suficiente tenemos con el ejemplo dado por nuestros países vecinos quienes en el pasado fueron presa de distintas dictaduras causadas en casi todos los casos por un golpe de Estado de corte militar, como sucedió en Chile con Pinochet, en Paraguay con stroessner, en Argentina con la Junta militar. Otras veces, eran civiles quienes aprovechaban vacios de poder o hegemonías familiares para perpetuarse en el cargo (ej. Los Somoza en Nicaragua), y por último los pseudo libertadores que terminaron siendo el típico ejemplo de como el remedio puede ser peor que la enfermedad = los Castro en Cuba.
Aquí en Colombia sacamos pecho, porque la dictadura que vivimos en el siglo XX, que duró tan sólo cuatro años, resultó mejor que los mismos gobiernos de entonces. El general Rojas Pinilla, sin usar la fuerza, aprovecho el vacío de poder existente, y le alcanzó para declarar el sufragio femenino.
Pero la pregunta es ¿Quiénes están mejor? ¿Un país estrecho a orillas del pacífico con constantes amenazas naturales y una dictadura que duró más de 15 años como lo es Chile, o un país tropical, con todos los climas y poseedor de “la democracia más antigua de América Latina”?. Para cualquier incauto la respuesta resulta fácil, pero no.
Al parecer Chile, debió resurgir de las cenizas de su pasado oscuro, para entender y añorar el inicio de un verdadero cambio, que hoy lo constituye como uno de los mejores países de la región.
Colombia sigue creyéndose el cuento de una democracia modelo, con un pueblo pasivo, que padece el síndrome del “perro que ladra no muerde”, que vive de fiesta en fiesta, de puente en puente pero que en lo más profundo de su ser, muestra una macabra realidad, estamos sometidos al sistema y a unas ramas del poder público que nos manipulan fácilmente. De las tres la más olímpica es la Ejecutiva, encabezada por el presidente, pero de paso, su sequito de Ministros, que confunden la Democracia con la Aristocracia criolla.
No les parezca extraño que por más difícil que haya sido el pasado de nuestros países vecinos, el país del “sangrado corazón” es el único que mantiene una lucha de 50 años, con personajes que gritan arengas de hace medio siglo como se hiciera en toda América Latina, pero que aquí, nunca desaparecieron, ni bombardeando marquetalia, ni dando de baja al Mono Jojoy.
Aquí hay que darle crédito a quienes se proclaman de izquierda, lo que dicen por lo general, es verdad. Lo que pasa es que, de aceptar que en muchos casos tienen razón, a soltarles el país hay una gran diferencia.
Con la venta de ISAGEN se dejó entrever los peligros del Sistema presidencialista en el que estamos, donde el Presidente, a pesar del clamor del pueblo, puede vender activos de la Nación en un abrir y cerrar de ojos. El problema claro está, es que ISAGEN estuvo de moda hasta hace poco tiempo por aquello del fenómeno de EL NIÑO,y solo en ese momento muchos supimos de los embalses estratégicos que la componen junto con su fauna y flora de inigualable valor, de no ser por ello, estaríamos extrañando a ISAGEN tan, pero tan poco, como si se vendiera una de las empresas más ineficientes que he conocido, pero orgullosamente pública como lo es la empresa de mensajería 4/72 (y que digan lo contrario).
Si el ejecutivo nos trata como nos trata, y los ministros después de haber vendido una de las empresas más rentables del país, nos quieren contentar con selfies en clase económica de avión con el cuento de austeridad, ya podrán imaginarse como nos ven las otras ramas en que se sostiene esta gran Nación.
Una rama Legislativa deplorable, con voces decentes pero que se ahogan en un mar de mermelada que llueve desde la casa de Nariño, una oposición de papel, que es abiertamente opuesta como los son el Polo y el CD, y que a duras penas logra hacerle cosquillas al oficialismo de la famosa Unidad Nacional cuyas partes solo amenazan con salirse cuando sienten que los cargos públicos y los “cupos indicativos” no les son suficientes.
Una rama Legislativa, que le encanta montar micos, ávida de auxilios y mayor remuneración, pero eso sí, quien los viera en plenaria dirán que son todos unos padres de la patria, elegantemente vestidos y con intervenciones respetuosas y elocuentes.
¿En qué se diferencia el Partido Socialista Unido de Venezuela de la Unidad Nacional en Colombia?, en que al menos el PSUV es descarado sin sentirse apenado por ello, no manipula los medios, los controla y los cierra, no crea normas para congraciarse con su presidente, le otorga facultades para que el mismo las dicte y las sancione. En resumidas cuentas, sus fechorías las hacen de frente. Afortunadamente en Venezuela se avizora un cambio, en cabeza de una oposición vigorosa con líderes que no tienen pelos en la lengua como Henry Ramos Allup, dentro de una Asamblea Nacional, que más podrá parecer un zoológico, pero al menos esos gritos y aplausos que retumban donde sesionan, son la muestra de una sociedad que aunque convulsionada se retuerce y busca salir adelante. Muy distinta a nuestro congreso, en donde se prohíbe toda manifestación de apoyo o rechazo a lo que se diga, tal vez por eso, muchos optan por echarse una siestecita, ante el tedio y la desidia de lo que allí se debate.
Un congreso adormilado para un pueblo adormilado, que sale a marchar los domingos para ir de paso a la ciclovia y pasear a las mascotas, un pueblo que hoy está indignado en las redes sociales, pero que mañana está molesto porque a James no le dan suficientes minutos en el Real Madrid.
En la Rama Judicial se ve de todo, jueces y magistrados respetables, de un claro talante republicano, otros bastantes serviles a intereses oscuros, amantes de la puerta giratoria y de los debates acerca de sus pensiones.
En resumidas cuentas, un país a la medida de unos pocos, con servidores sinvergüenzas en el sentido amplio de la palabra, Con un defensor del pueblo que agrede psicológica y sexualmente a sus funcionarias, pero que ahí sigue, un Fiscal que otorga contratos millonarios para hacer investigaciones mediocres, pero ¿Quién habrá de investigarlo?. Un Magistrado de la Corte Constitucional que no tiene el pudor de separarse del cargo ante un evidente caso de cohecho, y un presidente que le ha mentido al país desde mucho antes de serlo, y ahí seguirá.
No es hora de un golpe de Estado, sino de golpear al Estado, un golpe de democracia, de hacer valer nuestra constitución, va a llegar el momento en que saldremos de este letargo y podremos entender que la respuesta siempre estuvo frente a nosotros.
Nota: Con la elección de personeros se abrió una brecha para que del 100% de clientelismo que existía a la hora de su elección se pasara a un 50%, y es que hablo con conocimiento de causa, TUDOR GONZALEZ, el personero electo de GIGANTE, pudo darse el lujo de rechazar otras personerías como las de Garzón o Baraya entre otras, y lo hizo porque se ganó su cargo a pulso, con esfuerzo y dedicación, sin cruzar palabra alguna con los concejales para que influyeran en su elección. Celebro su triunfo como si fuera mío, lamentablemente, esta victoria para la democracia y el mérito propio, ya llegó a los oídos de los corruptos quienes probablemente en cuatro años perfeccionarán la forma de comprar las pruebas, como sucedió esta vez, y sí, me refiero a ustedes personeros con pruebas casi perfectas de universidades de dudosa reputación, con entrevistas inmaculadas. Esos 10, 20, 30 millones que dieron, algún día les pesará.