El domingo pasado El Espectador recordó a la opinión pública un interesante diálogo del año 2010, con el controversial penalista del último siglo, el abogado francés Jacques Vergés, conocido como el abogado del diablo. Su autobiografía la tituló “El brillante bastardo” y hace 45 años escribió una de sus obras más importantes, denominada “Estrategia judicial en los procesos políticos”, conocido como el libro clásico para enfrentar las verdades de la justicia, un estudio donde a lo largo de la historia se analiza el comportamiento de los acusados en diferentes procesos político-judiciales.
El lector puede conocer las tesis sobre el caso de Prometeo, “el acusado político por antonomasia”; el de Dimitrov, acusado por los nazis del incendio del Reichstag, en el que ridiculizó a Goering; el juicio de Núremberg, señalando la imprecisión del concepto de “crímenes contra la Humanidad”; o la defensa de Fidel Castro, tras el asalto al Moncada.
El libro registra un lúcido análisis de los procesos políticos y con sorprendente inteligencia establece una diferencia entre la estrategia de connivencia y la de ruptura.
El autor menciona con elocuencia que en los procesos de connivencia, como en el célebre caso Dreyfus, el acusado respeta las reglas del juego, acepta la legitimidad de las leyes y la competencia del tribunal; la sociedad está acostumbrada a ser testigo de juicios en los que normalmente el acusado se declara no culpable y niega los hechos, o bien se declara culpable alegando en su favor una serie de circunstancias que atenúen el delito cometido.
En cambio plantea magistralmente que en los procesos de ruptura el acusado se erige en acusador de los representantes legales de un sistema injusto y, formula el siguiente interrogante: ¿Qué ocurriría si un día el acusado se erigiera como víctima y lanzase el dedo acusador sobre los representantes de la ley, afirmando encontrarse inmerso en un sistema legal injusto?
De acuerdo a los planteamientos de Vergès, en la actualidad, cuando los procesos no se desenvuelven en la semiclandestinidad de los tribunales, sino abiertos a los medios de comunicación mundial, los procesos de ruptura pueden resultar más eficaces para el procesado; interesante doctrina para los abogados litigantes en el ambiente de un sistema acusatorio oral, donde el ente acusador no es diligente, ni realiza adecuado control sobre la oportunidad de pruebas que debe conocer el acusado, llegando el imputado a ciegas a la audiencia de imputación de cargos.