-El dedo en la llaga-
La última encuesta de favorabilidad presidencial ubica a Juan Manuel Santos con un 50% a favor y un 46% en contra, es decir, con la favorabilidad sobre su imagen y gestión dividida, al contrario de lo que le ocurría al presidente Uribe que mantenía una favorabilidad no inferior al 60%.
El asunto es que un presidente, cualquiera que sea, solo se puede dedicar a una cosa. El presidente Uribe se dedicó al tema de la seguridad rural y la lucha contra la guerrilla, por eso cuando se ve el balance de sus ocho años de gobierno en otros temas como educación, infraestructura, seguridad urbana, vivienda, deportes, etc., los indicadores no son tan buenos como los de seguridad rural. Ahora el presidente Santos decidió enfocarse en un tema, como es la paz.
Al proyecto de la reconciliación, dejación de armas y entrega de los grupos guerrilleros es lo que le apunta el presidente, y en eso esta jugado y aspira a que sea su carta de salvación para la reelección, que puede ser a la vez su carta de hundimiento. El problema es que el presidente Santos escogió un tema que no es popular. Al colombiano promedio le gusta un presidente que ejerza la autoridad, siente la necesidad de un presidente “mandón” o “regañón”, con razón antes de Uribe, la gente decía que el mejor presidente que había tenido Colombia había sido Carlos Lleras Restrepo, porque los había mandado a dormir a las 8 p.m., el 19 de abril de 1970, sin importar sus logros como gobernante. Por eso le critican al presidente Santos su actitud frente a los paros y que se deja coger ventaja de los mismos, ahora su actitud cambió y señaló que será implacable con los bloqueos, eso el pueblo lo aplaude, porque ven otra vez la autoridad.
La gente no ve su actitud conciliadora, ni los logros de su Gobierno en ningún campo, quieren es que los manden y les exijan, que se ejerza la autoridad. Si se firma la paz con las Farc y esta se desmoviliza, surge la preocupación de las personas hacia donde debe enfocarse la autoridad. ¿A las bacrim, al Eln, a los conductores borrachos, a los ladrones de celulares? Porque el hecho de que desaparezca el objetivo donde debe enfocarse la autoridad, en este caso las Farc, no significa que en el pueblo desaparezca el deseo de concentrar ese deseo de autoridad. Amanecerá y veremos, mientras tanto debemos evaluar cómo han sido los tres años de Gobierno del presidente, quitándole las consideraciones de la autoridad.