La economía: un reto para el nuevo gobernador.

Vendrán momentos difíciles, ya todos lo saben. Mientras la mayoría de los colombianos estamos prestos a celebrar las fiestas de fin de año, el gobierno nacional, agazapado, prepara sendos golpes para iniciar el 2016. Definir el valor del salario mínimo y sacar a flote la nueva reforma tributaria son solo dos ejemplos de lo que se nos viene encima, económicamente hablando.
 
Con la posesión del nuevo gobernador del Huila se inicia lo que muchos esperamos sea una repotencialización para el sector agroindustrial en el departamento. Esta apuesta, que fue una de sus más firmes premisas en campaña, podría ser un marco de sostenimiento para la fuerte crisis que se avecina.
 
El departamento, y en general el país, viene afrontando desde los años noventa una seria desindustrialización, propiciada por la política de globalización y la apertura comercial del presidente Gaviria. Esto, como ya lo sabemos, produjo un redireccionamiento de las fuentes de producción, pasando del sector agropecuario al sector de los hidrocarburos, en cabeza del fenómeno petrolero que, en el Huila, ha sido, junto al reciente caso de “El Quimbo”, los más grandes desestabilizadores para la economía, el desarrollo y la productividad.
 
Para hacer el cuento más ameno: en una economía dependiente como la nuestra, el hecho de que el precio del barril de petróleo haya pasado de 90 a 35 dólares genera una fuerte descompensación en la tributación directa, así como en los ingresos fijos del sector. Es decir, a menores ingresos menor capacidad de tributar, y, por tanto, menor soporte presupuestal para el departamento.
 
Capitales internos no hay, así como tampoco hay industria. El Huila depende, en casi su totalidad, de los ingresos que destine el gobierno nacional y de su propia captación tributaria, que como ya dijimos, mantiene una tendencia constante a la baja.
 
Entonces, ante este panorama tan nefasto que vincula devaluación, el déficit fiscal, la incipiente reforma tributaria, el aumento del I.V.A., y un pírrico aumento del salario mínimo ¿Por qué son importantes los anuncios del gobernador entrante, principalmente en materia económica? Fundamentalmente porque relacionan conceptos determinantes para sobrellevar la crisis: desarrollo en el sector de la agroindustria y resurgimiento de la competitividad turística, dos vías que podría usufructuar muy bien el departamento.
 
El Huila ha sido, históricamente, una fábrica de alimento. Contamos con la producción de varios de los más importantes artículos de exportación nacional. El café, el cacao, el arroz y las frutas, son solo algunos ejemplos de ello. Una gran mayoría de familias vive y depende de la agricultura. Con las políticas de fortalecimiento y la garantía en la disminución de la materia prima, al agricultor huilense le costará menos echar a andar su cultivo y verá un incremento considerable en la renta generada al comercializarlo.
 
Políticas promovidas por Carlos Julio Gonzáles Villa, tales como la creación de la marca “Huila”, para vender los productos regionales en el extranjero, así como el resurgimiento de la Casa del Huila en Bogotá, la cual será el epicentro de importantes negocios para todos los sectores productivos, son situaciones reales que podrán darle una mano gigante al departamento.
 
Si se tiene como cierto el hecho de que el salario mínimo no aumentará más de un 7 % para el año 2016, a las personas del común nos quedará muy difícil ver nuestra calidad de vida mejorada. Como la crisis del país será fuerte, la mejor forma de hacerle frente es procurando una política de blindaje para el departamento. El entrante gobernador avizora la problemática y se dispone buscar fórmulas de atenuarla, habrá esperar que al corto y mediano plazo logren dar resultados positivos.
 
Nota: Prospero año nuevo a mis respetados lectores.