La comunidad internacional, así como las organizaciones de defensa de derechos humanos, reclaman que los expertos de la ONU, presentes en Siria, verifiquen si son ciertas las acusaciones de la oposición sobre un recurso a armas químicas por parte del régimen.
Un alto responsable de seguridad en Damasco negó ayer esas acusaciones, declarando que utilizar esas armas en el primer día de trabajo de los expertos de la ONU en Siria habría sido "un suicidio político".
Lo que sí es seguro es que un ataque tuvo lugar el miércoles cerca de Damasco en una región en manos de los rebeldes y que causó un gran número de víctimas, aun cuando el balance sigue siendo impreciso.
En tanto la oposición habló de más de 1.300 muertos, el director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (Osdh), Rami Abdel Rahman, sólo contabilizó 170 muertos en un ataque de las tropas del régimen, pero sin poder confirmar que se había recurrido a armas químicas.
La ONU pidió formalmente al Gobierno sirio que autorizara a sus expertos a investigar en los suburbios de Damasco y espera "recibir rápidamente una respuesta positiva". El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, también decidió enviar a Damasco a su alta representante para el desarme, Angela Kane.