El pasado domingo 11 de octubre del presente año estuvimos en el municipio de Palestina para asistir a la conmemoración de los 30 años de la masacre que segó la vida de los señores Jaime Loaiza, Yesid Tumbo, Jesús María Galindo y Humberto Coy, oriundos de ese municipio y militantes del Partido Comunista y de la Unión Patriótica, vilmente asesinados en la finca del primero. Su delito fue luchar por una patria mejor para ellos, para sus familias y para la comunidad en general, pero lo más grave consistió en que se empeñaron en creer en un proceso de paz conducente a dar paso a un país con democracia y justicia social.
La conmemoración, bella, conmovedora y concurrida, acto de rescate y difusión de la memoria histórica, se dio en el marco de la marcha y posterior concentración en el parque municipal por la defensa del territorio, del agua y de la vida organizada por el Comité Prodiversidad y Asoquimbo, con asistencia de comunidades étnicas y campesinas provenientes de todos los departamentos de la Región Surcolombiana. A todos ellos agradecemos con sinceridad el haber permitido nuestra participación y nos declaramos una vez más en solidaridad con su lucha admirable.
En medio del acto la señora Fanny Coy, hermana de uno de los asesinados, colocó una placa conmemorativa con una leyenda que dice: “Nadie será olvidado.” Y en verdad no podemos olvidarnos de ese crimen atroz, el primero que enlutó a la Unión Patriótica en el Departamento del Huila hace ya tres décadas, aún en la impunidad como parte de la amnesia inducida agenciada por los organizadores del olvido, que han imposibilitado también inscribir el genocidio de seis mil militantes de ese Partido en las páginas de la verdad.
Nuevos aires empiezan a sentirse en el país desde que hace pocos días se acordó en La Habana crear la Jurisdicción Especial para la Paz, en donde en ejercicio de la justicia transicional TODOS los actores del conflicto deberán decirnos a los colombianos LA VERDAD de nuestra tragedia nacional desarrollada por tantos años a través de un conflicto degradado, punto de partida para las etapas subsiguientes, la justicia, la reparación y la garantía de no repetición, bases para llegar a la reconciliación nacional.
Como inicio de ese proceso debe solicitarse a la Fiscalía General de la Nación reabrir el proceso de los cuatro líderes asesinados en Palestina para esclarecer lo ocurrido y lograr que al fin se imparta justicia en un país tan cruelmente azotado por una violencia que sigue doliendo a las víctimas, quienes bien pueden decir como el viejo marinero en un poema de Coleridge: “Desde entonces, a una hora incierta/ esa agonía vuelve/ y hasta que mi cuento espantoso sea contado/ mi corazón sigue quemándose en mí.”