Tal y como lo dijera el Señor Jesús en momentos de agonía, “Todo está consumado”, a escasos días de que sepamos quienes direccionarán los destinos de las distintas regiones de nuestro país, pareciera ser ése el pensamiento de muchos candidatos, les figuró esperar que sean las 4 de la tarde del domingo para saber si el destino les depara una flamante curul, o un ungüento para quemaduras grado “electoral”. ¿Pero todo estará consumado?, algunos expertos en chancucos y torcidos afirman que contrario a lo que el ciudadano del común, ajeno a la política pueda llegar a pensar, el domingo es el día D, o sea, decisivo y definitivo.
Tan decisivo y definitivo para algunos, como resultó siendo el día D original, nombre acuñado por los aliados en la Segunda Guerra mundial, que escogieron el 6 de Junio de 1944, como el día en que iniciarían la invasión de la Normandía Nazi, en uno de los despliegues militares más impresionante de todos los tiempos.
¿Qué los motivo?, la necesidad urgente de acabar con un régimen totalitarista y desigual como era la Alemania de Adolf Hitler que amenazaba con conquistar el mundo entero.
Lo del 25 es una cosa aparentemente distinta, hay quienes dicen por ejemplo, que el domingo los ríos de plata correrán por las manos de los electores, y “bum”, si hubiese rumores de empate, el señor billete estará listo para dar su veredicto final.
Pero no es para menos, en un sistema democrático tan duradero pero a la vez tan frágil como el colombiano, el dinero resulta ser el mejor amigo de quien a falta de ideas busca llegar a ocupar un cargo público literalmente comprado.
Preocupante escenario, si tenemos en cuenta que hay 236 candidatos al concejo de Neiva, 236 para 19 curules, ya se podrán imaginar ustedes lo que muchos tendrán en juego el domingo más aún cuando los candidatos son muchos y el electorado es apático. Hace poco incluso el Registrador Nacional, Carlos Ariel Sánchez dijo que el número total de aspirantes a un cargo de elección popular en el territorio nacional ascendía a la descomunal cifra de 144 mil personas, es decir, las poblaciones de Pitalito y La Plata Juntas.
Y es por ello que muchos ciudadanos hacen su Agosto el día de elecciones, a la espera de quien le puede ofrecer la mejor cifra para dar su voto. He llegado a la conclusión de que, el estereotipo del político corrupto, sin preparación adecuada y apetito insaciable, ha sido auspiciado, mantenido y empeorado por el mismo elector. Increíble como por estos días, muchas personas a quienes se les pregunta por quien van a votar estas elecciones, con cara seria e impávida digan que “están esperando quien les llegue con un billetico”, porque de no ser así “ni para que ir a votar”. Los políticos son entonces, marionetas y titiriteros al mismo tiempo, manipulan a la gente con mercado y cemento y los ciudadanos cada vez más exigentes, más ávidos de plata y materiales de construcción.
El protagonista de la gran fiesta democrática no debería ser la orquesta, la papayera o la rifa, sino el debate. No voy a dudar que en estas elecciones y en especial en el caso de la Gobernación del Huila, los debates fueron numerosos y nutridos, algunos no muy buenos, otros cuidadosamente realizados y llevados a cabo con excelentes resultados.
Vimos muy cumplidores de su deber con la democracia a Rigoberto Ciceri, Esperanza Andrade y Carlos Julio González, este último siendo a criterio de muchos el gran ganador en casi todos los debates, no solo por su holgado conocimiento en temas académicos y de salud, sino porque adicionalmente, su capacidad de transmitir al electorado su plan de gobierno, le ha permitido con toda claridad explicar las apuestas productivas, de educación, turismo y empleo que tiene para el Departamento. En deuda quedó Ciceri, a quien muchas personas lo irán a conocer por primera vez en el tarjetón, debido a la catastrófica estrategia del equipo de comunicaciones y marketing político del Centro Democrático de prescindir de los candidatos y sus ideas para ser reemplazados por una imagen del Presidente Uribe.
Por otro lado se echó de menos la presencia de otro importante contendor, en los debates que se llevaron a cabo en diferentes empresas e instituciones educativas de educación Superior del Departamento, nos quedamos con la duda de cuales iban a ser las explicaciones que Carlos Ramiro Chávarro le iba a dar al Departamento respecto al polémico tema de EL QUIMBO. Quienes le asesoraron frente a ese tema, deberán responderle a la sociedad huilense que aún pide a gritos que haya claridad frente a los paquetes de mitigación (ambiental, laboral, productivo) que contrarreste el impacto negativo que ha dejado a su paso, este cuerpo de agua, el cual abiertamente apoyó.
Por último una reflexión: muchos tal vez no lo sepan, pero el material electoral antes y después de ser instalado en las mesas de votación cuentan con todo un esquema de seguridad digno de cualquier ministro de la República, muchos asociarán esa custodia con la corrupción que pueda llegarse a dar si se llegase a extraviar dicho material, pero yo prefiero ir más allá.
Así como el presidente usa un esquema de seguridad importante, quiero pensar que las tarjetas electorales son custodiadas con igual recelo porque representan a alguien, al Pueblo por supuesto. Por esto fue que lucharon los próceres de la patria, y a esto le apostaron ,a la Democracia, tal cual, y es por ello que, cada jornada de votación debería ser comprendida por todo ciudadano como el momento revelador de una máxima de la constitución “La soberanía reside exclusivamente en el pueblo, del cual emana el poder público”, aquella que compartimos y somos poseedores perpetuos, por eso tal vez, resulta triste que los candidatos sean elegidos en medio del abstencionismo, su mandato es legítimo, sí, pero ¿y acaso el país en el que vivirán los próximos cuatro años no es el mismo de quienes sí votaron?.
El voto es igualdad. Un voto es un voto, ya sea de un blanco, un negro, un ateo o un gay todos de un mismo valor nominal y decisorio, y si este domingo usted no sale a votar “porque no cree en ninguno de esos ladrones” no se mienta a sí mismo y acepte que no hizo la tarea que como ciudadano está en la obligación de realizar (al menos moralmente).