En el 10° Festival de Cine de Neiva Cinexcusa, Pedro Adrián Zuluaga fue el conductor de las charlas con los cineastas Daniela Abad y Gabriel González Rodríguez. Su mirada crítica sirvió para contextualizar a los asistentes respecto a las narrativas de las películas presentadas y la intención de sus autores en la construcción de los relatos audiovisuales.
¿A qué le está apostando el cine colombiano?
Para hablar de apuestas de cine colombiano primero se debe definir qué es el cine colombiano, algo que no se puede definir tan fácilmente, porque el cine colombiano se define en su imposibilidad de definirlo.
Hay muchas hebras sueltas: tenemos cine oficial o comercial que es apoyado por el Fondo para el Desarrollo Cinematográfico o por los festivales; el cine de producción universitaria, cine independiente, el cine comunitario y el cine empresarial, que como ejemplo más visible por estos días es ‘Colombia Salvaje’ que cuenta con toda una plataforma empresarial económica y política que respalda su producción.
También hay un cine que se hace fuera del país que muestran cómo viven los colombianos que están fuera del país.
¿Qué rol ha desempeñado el cine en Colombia?
El cine ha jugado un papel de control más que necesario. Es distinto al periodismo porque la denuncia ya está decantada y realizada con más calma, tanto que se acerca al arte. Y lo bueno del arte es que no ve las cosas a blanco y negro, sino que plantea zonas intermedias y permite ambivalencias. Las películas, en especial las que se ven en este festival muestran todas esas distintas miradas, otro juego de representación y otras formas de acercarse a víctimas y victimarios.
¿Por qué narrar el conflicto desde el cine?
Lo importante más que hablar del conflicto y hablar de las víctimas, es el cómo. Cómo hacerlo.
¿Cuál sería la responsabilidad del cine en un escenario de posconflicto?
En un escenario de posconflicto se generan ciertas obligaciones con la memoria, las cuales son muy complicadas porque se pueden volver muy comerciales. Yo creo que un papel ideal del cine en un escenario de posconflicto sería donde por primera vez fuera posible legítimamente no hablar de esos temas, no porque no sean absolutamente relevantes sino por darle la vuelta a la página de verdad, como la posibilidad de ver el comportamiento como censura sino como una apuesta que hable del amor, de relaciones afectivas de pareja, de cosas en general que el cine colombiano ha dejado de lado.
¿Cuál es la percepción de la 10o versión del Festival de Cine de Neiva Cinexcusa?
Me gustan los festivales de cine regionales como Cinexcusa, porque es un público mucho más espontáneo, tiene ante las películas una posición mucho menos prevenida y más natural. Y eso se nota en todo, por ejemplo en las preguntas que hacen al final, el ameno diálogo con los directores, me parece una dinámica mucho más enriquecedora, porque como no es un grupo homogéneo no es aburrido y el acercamiento es mucho más vivo.
Hoy en la clausura del Cinexcusa
‘El Salado la síntesis de todos los crímenes’, el sociólogo del Centro Nacional de Memoria Histórica hablará sobre la masacre de El Salado, en el que 450 paramilitares asesinaron a 93 personas. La cita es a las 8:30 a.m. en el auditorio ‘Olga Tony Vidales’ de la Universidad Surcolombiana.
‘Dos mujeres y una vaca’, a las 2:30 p.m. en el mismo escenario,Efraín Bahamón presentará la película que grabó en algunos municipios del Departamento.
Cinexcusa cerrará con broche de oro, ‘La Tierra y la Sombra’ la película ganadora del premio Cámara de Oro en el Festival de Cannes, se presentará en la ceremonia de clausura, Iván Darío Hernández su productor hablará sobre los detalles de la producción cinematográfica.