La gran cantidad de mujeres que son maltratadas en Neiva ha dado para que en los últimos cinco años esta ciudad ostente el deshonroso quinto lugar a nivel nacional entre las ciudades capitales por casos de maltrato a la mujer.
La violencia contra las mujeres es un fenómeno en constante crecimiento en esta región y el departamento del Huila aporta gran número de víctimas a los registros nacionales, según el Instituto Nacional de Medicina Legal.
En Neiva se han presentado casos que por su gravedad, han causado consternación entre la población, como el de *Ana, quien fue agredida y abusada sexualmente en el parque de Las Tres Cruces de la capital opita, el 12 de julio de 2012.
Hoy la joven cuenta su historia, para que casos como este no se vuelvan a presentar en nuestra ciudad. Ana fue encontrada en condiciones de total vulnerabilidad en el sur de Neiva, su estado de salud era muy delicado, recibió una fuerte golpiza por parte de su agresor, quien le ocasionó fractura de pómulo, marcas en su cuerpo y trauma craneoencefálico moderado, dejándola en estado de coma.
La gravedad de sus heridas la llevó a permanecer en una Unidad de Cuidados Intensivos durante 25 días. “Yo no quería regresar a mi casa ubicada en el barrio Santa Isabel, tenía temor, por lo que junto a mi madre decidí quedarme donde mi tía mientras me realizaban las terapias físicas, ocupacionales y lingüísticas para poder enfrentar esa realidad que me esperaba.
La investigación
Una vez la joven salió de la clínica las autoridades la visitaban constantemente para indagar si recordaba alguna característica del agresor que les diera pistas en la investigación. “El tiempo pasaba y yo tenía más noción de las cosas”, -narra Ana- “fue ahí cuando recordé el nombre de José, un tipo que conocí en el mes de abril del año 2012, el mismo que me llamó el 12 de julio cuando estaba preparando unos tamales con mi familia.
“Ese día recibí una llamada a mi móvil, era él, José diciéndome que quería verme, me negué, pero al final cambié de decisión, le dije que sí. Quedamos de vernos en la Escuela El Rosario, ubicada en el sur de la ciudad de Neiva, me arreglé y arranqué para el punto de encuentro y allá estaba él en su moto, me invitó a dar una vuelta y yo de muy regalada le dije que sí. Hablamos de lo que yo quería, mi estudio, mi familia, fue una conversación en la que yo le proporcionaba información. El tipo recibió una llamada y se alejó; cuando terminó de hablar se acercó nuevamente a mí. Le pregunté ¿Quién era?, y dijo: mi mamá, no le vi problema, no sospeché nada. Después de eso seguimos hablando, fuimos a dar otra vuelta y es ahí cuando me veo en el parque Las Tres Cruces, lo que recuerdo es que entramos en la moto y nos hicimos en una parte muy oscura, el parque no tenía luces en ese entonces por lo que le dije que nos moviéramos a un lugar más visible y él accedió. Seguimos hablando y me contó que trabajaba en una cerrajería que era del papá, que tenía un bebé. Le dije que me mostrara donde trabajaba y me enseñó una tarjeta de presentación, era de noche y siempre he utilizado gafas y yo como que sí, sí… Hasta ahí me acuerdo.
“Después de recordar todo y ver que el procedimiento con las autoridades no avanzaba decidí investigar por mi cuenta sobre el tipo. Comencé a buscar, solamente tenía el primer nombre de él, ‘José’ y empecé por Facebook, puse ese nombre en el buscador y me arrojaron cantidad de resultados, muchísimos. Comencé a mirar cada perfil y fotos, lo que me tomó dos meses hasta que lo encontré. Luego lo agregué como amigo en esta red social, platiqué con él obviamente con otra identidad, otras fotos, otro nombre y efectivamente me dijo que trabajaba en una cerrajería y tenía un bebé. Le di mi número telefónico pero jamás contesté por miedo a que me reconociera la voz.”
La joven manifestó los hechos al investigador de la Fiscalía que trabajaba en su caso, él se llevó la información, la clave y el correo para acceder a la cuenta y así las autoridades pudieran mover fichas y dar con el paradero de este hombre. Esto ocurrió en julio de 2013, un año después de los hechos. Para septiembre del mismo año, Ana recibe una llamada en la que le dan la noticia que la captura de su agresor ya era un hecho y se iniciaba el proceso judicial.
Más afectadas
Otro caso que ha causado indignación entre la comunidad neivana es el de *María, una mujer de 48 años, madre de seis hijos quien actualmente reside en el barrio Las Palmas y que llegó a la ciudad víctima del conflicto armado.
Aquí en la ciudad tuvo que afrontar la pérdida de una de sus hijas, quien fue asesinada y encontrada en una zona boscosa de la Central de Abastos, Surabastos, y que hasta la fecha no se conoce el paradero del autor material del crimen. Esta tragedia para María no termina allí, pues además de intentar sobrellevar el deceso de su hija tiene que soportar a su esposo quien permanece todo el día en la casa consumiendo alucinógenos, asegurando que lo hace por la depresión que le causó la pérdida de su niña.
La pérdida de su hija
Según doña María, la tarde del 30 de octubre de 2014 se encontraba en su actual casa, un humilde “ranchito” en el asentamiento Miraflores, ubicado en inmediaciones al barrio Las Palmas Dos. Allí estaba conversando con sus hijos cuando de repente notó la ausencia de su cuarta hija, Katherine. En el momento no le pareció extraño, pero con el paso de las horas empezó la búsqueda, pues su hija había desaparecido repentinamente.
Al pasar varias horas la preocupación se fue intensificando, Katherine no acostumbraba a ausentarse de esa manera, por lo que doña María salió en busca de su hija e intentó dar aviso a la Policía. “Allá me dijeron que debía esperar mínimo 72 horas para poner la denuncia, no me ayudaron en nada”, dijo la mujer.
“Por eso nosotros iniciamos la búsqueda por nuestros propios medios. En los siguientes días fuimos a los centros de salud y al hospital, donde nos encontramos a unos policías que nos dijeron que sí sabían de alguien con esa descripción. Me dio alegría porque pensé que estaba ahí, que de pronto había sufrido un accidente, pero luego ellos les dijeron a mis hijas que la habían encontrado tirada en un sector boscoso de Surabastos, que estaba muerta.
“A mí las autoridades no me avisaron nada, ella apareció el 3 de noviembre y yo guardaba la esperanza de que estuviera bien, pero después de que los policías hablaron con mis hijas mayores el panorama era otro. Comenzamos a averiguar y nos dijeron que no sabían quién era la niña y la metieron en una bóveda perteneciente a la Fiscalía en el Cementerio Central, como NN”.
El padecimiento para esta mujer y su familia continuó por varios días, pero el amor de madre no le permitía aceptar que su hija fuera la de la fosa común, María guardaba la esperanza de que al hacer los últimos comparativos le dijeran que ese cadáver no era el de su hija.
“El 11 de noviembre nos citaron para entregar el cuerpo, antes de eso le tomaron registro dental y huellas dactilares para confirmar que fuera mi hija, efectivamente todo coincidía. Tuvimos que hacer muchas vueltas, nosotros no sabíamos cómo se hacía nada, cómo era el procedimiento, fue muy duro. Al fin el 12 de noviembre le dimos cristiana sepultura gracias a la colaboración de la Fundación Picachos, a la que la niña pertenecía, porque nosotros no teníamos plata para el entierro”, comentó la mujer, quien no puede ocultar su tristeza al hablar de su hija.
Doña María aclara que el proceso de investigación por la muerte de su hija no ha avanzado. “Es la hora y no sé quién la mató, ni cómo, ni porqué”.
Doble maltrato
María, es una mujer como muchas del departamento que es víctima de violencia intrafamiliar, situación que se ha intensificado en su hogar desde la muerte de su hija, debido a que su pareja después de este hecho aumentó el consumo de sustancias psicoactivas, aduce que es la única forma de soportar el dolor que le produce la pérdida de su hija, de tal manera que no es responsable de sí mismo, y bajo este estado maltrata psicológicamente a su esposa y a sus otras hijas, quienes huyen con miedo de que este hombre les pueda hacer daño.
“Cuando mataron a la niña, el papá de mis hijos se dedicó a consumir drogas”, manifiesta. “Hemos tenido muchos conflictos, fui a la comisaria de familia y allá me dieron un papel que sería mi protección. Después me acerqué a la Policía donde me dicen que el documento no tiene mayor validez. Él tiene orden de desalojar la casa, la doctora que me ayudó con los trámites me dijo que le diera algunos días para que por su propia voluntad decidiera internarse en un centro de rehabilitación. Él aún no se ha ido y expresa que no lo va hacer. Ahora él no trabaja, nunca aporta nada para los gastos de la casa y si llega a conseguir algo de dinero lo malgasta en vicios. De él recibo amenazas todo el tiempo, es demasiado celoso. Yo solo le pido que respete a mis hijos que son lo más importante que tengo”, indicó María.
Panorama de maltrato en el Huila
Según el Sistema Nacional de Vigilancia en Salud Pública (Sivigila), actualmente los principales municipios donde se presenta mayor número de casos de violencia hacia las mujeres son, Neiva con 1.240 casos, Pitalito 217, Garzón 174, Acevedo 156 y San Agustín 130 (Ver cuadro casos por municipio).
Los registros anteriores de dichas denuncias, se basan en lo que la Ley 1257 de 2008 establece como violencia contra la mujer, cualquier acción u omisión que le cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico, económico o patrimonial por su condición de mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, bien sea que se presente en el ámbito público o privado.
Es preocupante la situación, pues según Sivigila, el Huila aporta el 5,06% (2.598 casos) del total de las notificaciones de eventos asociados a violencia, abuso y maltrato, hasta finales de 2014, ubicándose dentro de los seis primeros departamentos que presentan mayor notificación de este evento.
Muertes
En los últimos años el departamento del Huila ha venido registrando una gran cantidad de muertes violentas a mujeres. Entre el año 2013 y lo que va corrido de 2015 se han presentaron alrededor 37 asesinatos de mujeres, la mayoría de ellos perpetrados con armas cortopunzantes y de fuego.
En el Huila la problemática del feminicidio es cada vez más preocupante. Frecuentemente se presentan casos en los que la mujer ha sido violentada y asesinada por su compañero sentimental siendo los celos, la intolerancia y el miedo al abandono de la pareja las principales causas por las que se presentan estos crímenes. Tales resultados hacen que Neiva ocupe el primer puesto en el Huila en asesinatos de mujeres, seguida de Pitalito y Garzón.
Panorama nacional
Según Lina María Ramos Aranda, directora Regional Sur del Instituto Nacional de Medicina Legal, la violencia intrafamiliar y sexual, cobra como principales víctimas a las mujeres. Los maltratos, físicos o psicológicos hacia la mujer se viven en su mayoría en lugares privados como el interior de la vivienda, en donde la mujer se desempeña como ama de casa y el hombre se adjudica el rol de jefe del hogar, asumiendo que su compañera debe atenderlo, estar dispuesta a suplir sus deseos y necesidades.
La violencia de pareja es ejercida tanto por la persona con quien la víctima comparte un vínculo, como por aquellos o aquellas que alguna vez lo compartieron; estos duelos no cerrados, no concluidos, ocasionan aproximadamente una tercera parte de todo el maltrato de pareja, proporción que se ha mantenido inalterable en los últimos años. *Los nombres fueron cambiados para proteger la identidad de las víctimas.
Neiva ocupa el quinto lugar entre las ciudades capitales en maltrato a la mujer.
Uno de los casos que se pudo esclarecer en Neiva fue el de Las Tres Cruces.