Promovido por el senador huilense Hernán Andrade, el Congreso evaluó ayer en un debate de control político los avances y retrocesos en la lucha contra la inseguridad urbana.
Y por supuesto, sirvió para examinar el crecimiento de la criminalidad. Un debate oportuno en momentos en el Huila registra con preocupación una escalada de hechos violentos, unos promovidos por la delincuencia común y otros por la intolerancia. Aunque la capital huilense, hay que decirlo, ha mejorado en amenazas terroristas, como hace algunos años, la percepción de inseguridad se ha venido acrecentando por la persistencia del delito común.
Los atracos callejeros, el robo de celulares y el fleteo hacen parte de la agenda diaria que debemos registrar. El aumento de los homicidios, generan sensaciones de inseguridad.
Las acciones de la Policía y del Ejército han permitido frenar los ataques terroristas y reducir la extorsión, los secuestros y otros delitos de alto impacto. El incremento del pie de fuerza, la creación de nuevos batallones móviles en zonas vulnerables, el fuerte de Carabineros en San Agustín, entre otros, han servido para neutralizar la amenaza subversiva.
Las autoridades militares se atribuyen con razón éxitos contundentes en este frente. En su opinión, fruto de esa presión, las facciones de la insurgencia han abandonado el Huila. Este es un avance formidable que no se le ha dado la trascendencia que tiene. Que los frentes de la guerrilla que antes intimidaron a las poblaciones del Huila, hayan salido del territorio y operen en otros lugares es una gran noticia que no ha tenido la trascendencia ni la difusión debida. Ese es un logro del esfuerzo de las autoridades militares y de policía en la lucha contra la criminalidad que hay que abordar integralmente.
Para combatir la delincuencia hay que definir una política de seguridad integral.
Soluciones parciales sólo sirven para eternizar los problemas, hacerlos crónicos y deteriorar la imagen de las autoridades ante la comunidad.
Una política de seguridad integral debe considerar medidas de prevención, continuas y permanentes, para combatir todas las condiciones (factores criminógenos) que ponen en peligro a la comunidad y alteran la convivencia pacífica. Lo anterior debe comprender políticas económicas y sociales, educativas y culturales, de salud, vivienda y urbanismo, de comunicación y participación social, de recreación, de servicios básicos, de justicia, de seguridad (en todos los órdenes), capaces de crear y fortalecer el espíritu comunitario, el sentido de pertenencia al país y la solidaridad social.
"Somos conscientes de nuestros males, pero nos hemos desgastado luchando contra los síntomas mientras las causas se eternizan”, expresó Gabriel García Márquez. Y tiene razón. Enfrentando las causas, evitamos los síntomas.
“En su opinión, fruto de esa presión, las facciones de la insurgencia han abandonado el Huila”.
Editorialito
Cerca de $40.000 millones de pesos están embolatados por los fraudes cometidos por inescrupulosos comercializadores de café, según lo reportaron dirigentes del sector. Identificados los supuestos responsables, las autoridades deben llegar al fondo para desmantelar la red encargada de vender facturas para quedarse con recursos públicos.