¡Betania se seca!

Así observa hoy la represa de Betania desde el puerto de Yaguará. Donde antes se apreciaba un gran espejo de agua, hoy se divisan extensas planicies con prado. Al fondo, la represa mermada.
Para los pescadores artesanales que subsisten de los frutos extraídos de la represa de Betania, la preocupación y la soledad se han convertido en sus permanentes compañeras. Desde hace unos meses los niveles de agua de la represa disminuyen y en lo que antes era un brillante espejo de agua, hoy se observa un verde prado y cientos de cabezas de ganado pastando. Debido a lo anterior, la pesca artesanal, oficio habitual de la población, ya no es rentable. 

Según comentaron los pescadores que desempeñan su labor en la represa desde la construcción de la misma, nunca se había vivido una situación como la que hoy se ha presentado a raíz de la baja en los niveles de agua.

Y no es para menos, en los terrenos donde anteriormente se observaba un gran espejo de agua, hoy desde el puerto de Yaguará se aprecian grandes planicies cubiertas de césped y en ellas cientos de cabezas de ganado alimentándose a sus anchas. Al fondo se divisa la represa, con su grandeza mermada y en sus disminuidas aguas, algunos pescadores que en su chalupa y atarraya en mano se resisten a regresar a sus hogares sin un peso.

Quienes recuerdan dichos terrenos antes de la construcción del embalse, se atrevieron a decir que luego de tantos años de la inundación, pareciera que Yaguará hubiese regresado a los años en que en esas extensiones de tierra el cultivo de arroz y la cría de ganado eran los renglones primarios de producción.

“Hace más o menos unos seis meses estamos con esa represa así. Se observa prado y hay ganado en lo que antes era el área de la represa. Empezaron a bajar los niveles de agua y este terreno como está hoy es muy similar a como cuando estaba antes de la represa. Lo que pasa es que antes era más hondo, pero por el llenado la tierra ha aumentado, pero en todo este llano se sembraba arroz”.

“Todos los días trabajamos pescando artesanalmente. Somos unos 200 pescadores que estamos afrontando esta situación, porque así esté malo es lo único que hay para conseguir la comida”, expresó Jesús Ramírez, pescador.

Golpe económico

Tal es la proporción en la disminución de la pesca artesanal en la represa, que algunos pescadores se atrevieron a mencionar que muchos almuerzan pero no cenan, pues los recursos derivados de su oficio han sufrido un fuerte golpe económico.

“Económicamente estamos muy afectados, porque ya no se coge prácticamente nada de pesca. Salgo a pescar tipo 3:00 p.m. y regreso al otro día tipo 7:00 a.m. y antes cuando la represa conservaba sus niveles se cogían las 100 o 150 libras de mojarra y ahora se sacan cinco libras. Llevamos varias semanas sacando de a poquitos”, agregó Jesús Ramírez.

“La libra de mojarra la pagan a 1.700 pesos y en estos días se sacan máximo siete u ocho libras, a veces cinco y ese es el jornal del día. Si se sacan 10 libras a 1.700 son 17.000 pesos y con eso tiene uno que vivir. Los últimos meses han sido duros acá para todos. Hay gente que si almuerza no cena, así está la situación”, mencionó Gentil Paredes, pescador.

¿A raíz de qué?

En medio de la situación, los pescadores sacan sus conjeturas y a través de su sabiduría popular tratan de encontrar respuestas a la crisis que hoy los tiene pasando hambre.

“Se ha escaseado mucho el pescado. Los compañeros de Hobo le echan la culpa a la represa que están construyendo, a la del Quimbo, porque en la parte de abajo hay muro y cuando hay subienda de pescado pues no sube y ahora que crearon El Quimbo, peor”.

“Eso es como cuando a usted le cortan una vena. Cortaron la parte de arriba del río y entonces el pescado ya ni sube ni baja, quedó la represa de Betania aislada; el muro de abajo ataja y el muro de la represa del Quimbo ataja y quedamos en nada”, manifestó Querubiano Suárez, pescador.

Asimismo, en el gremio de los pescadores artesanales se desvirtúa la tesis de que la baja en los niveles de agua de la represa se deba a consecuencias del verano.
“El verano no es el responsable de esto. Acá ha habido dos temporadas de invierno en las que los responsables de la represa no suben el nivel del agua, porque el decir de esa gente es que ellos producen es energía”.

“Uno se da cuenta que el río magdalena está crecido, por lo menos por el lado de Hobo el río está grande, pero el nivel de la represa no sube. Lo que pasa es que ahora producen energía con tres turbinas, antes tenían dos turbinas trabajando y la represa mantenía el nivel, pero como trabajan ahora agotan más el agua y están afectando al pueblo porque no hay cómo pescar”, agregó Suárez.

Ningún pronunciamiento

Pero frente a la situación, los pescadores se sienten desprotegidos. Según comentaron, ninguna autoridad municipal o departamental se ha reunido con ellos para estudiar la situación.

“Hasta ahora no hay algún pronunciamiento de la gente de la represa o del Municipio. Un concejal nos buscó y nos dijo que reuniéramos los nombres de los pescadores para ver si envían un proyecto a la Gobernación y mirar si nos dan un subsidio, pero de ahí no ha pasado nada. Nos sentimos sin representación”, manifestó Jesús Ramírez.

“Los compañeros y la misma gente del pueblo se han volcado a la Alcaldía Municipal, pero el alcalde responde que como se trata de una empresa privada no se puede hacer nada. Dijeron que en días próximos va a haber una reunión con el gobernador y lo que se va a plantear es que necesitamos la ayuda para los pescadores”.

“Pero lo que decimos es que esto es una cuestión social, no pueden desconocer al pueblo. Ellos tienen que mirar que el pueblo tiene necesidades en su forma de producir, de conseguir el sustento”, agregó Querubiano Suárez.

Por ahora, los pescadores continúan en su tarea, así la misma no les represente gran alivio para su economía como en tiempos anteriores. Esperan respuestas, subsidios, soluciones, pero lo cierto del caso es que según se aprecia: ¡Betania se seca!

Otras afectaciones

Al recorrer el puerto de Yaguará, no sólo se observan pescadores carilargos, también los comerciantes que se apostan en el lugar explican como la situación descrita afecta el turismo en el municipio.

“Me dedico a la venta de refrescos y confites acá en el puerto de Yaguará. Cuando comencé era bueno, vendía uno mucho, pero en los últimos meses y con esa represa seca no vienen los turistas y los pescadores que son los que habitualmente compran pues ya no lo hacen, porque no ganan bien, entonces muchas veces no tienen ni para un tinto”.

“Los fines de semana esto es totalmente solo. Los turistas vienen y se asombran por el estado de la represa y sumado a eso los malos olores que se registran son una cosa que los sacan corriendo”, explicó Kennedy Ramírez, comerciante informal.

Precisamente, en el tema de afectaciones, una muy particular sobresale cuando se recorre el lugar. Tal como lo señala el comerciante, desde que los niveles de agua de la represa disminuyeron, un fétido olor recibe a los visitantes al puerto de Yaguará.

“En estos momentos, sumado a que la represa está secándose, vemos que las aguas negras del municipio que se vierten allí ya no tienen agua que las haga correr, lo que ha generado que en la orilla se perciba un olor fétido, propio de esas aguas. Las plantas de tratamiento que están arriba parece que no están funcionando. No sabemos qué va a hacer el Municipio”, expresó Jesús Ramírez.

“Las aguas negras antes de que se construyera la represa caían al río, pero a casi un kilómetro de la orilla, era diferente, no como ahora, que pasan a escasos metros de la orilla. La represa consumió el río y entonces las aguas negras caen allí, pero como se está secando lo que se percibe en todo el puerto es un fuerte olor y las aguas corriendo por ahí”.

“La solución con esas aguas podría ser que el Municipio con la central hidroeléctrica piensen en sacar unas instalaciones de tubería y trasladar las plantas a afuera del pueblo, porque como están ahora ya se ven los problemas en la salud de la gente”, manifestó Querubiano Suárez. 

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