Olga Lucía Losada Bravo anhela que las ayudas entregadas por el Gobierno local y demás personas lleguen hasta su hogar ubicado en la comuna 9 de la capital del Huila. La falta de comida y de agua la ha hecho entrar en desesperación.
Carolina Argüello Cruz
Desde el corregimiento de Vegalarga llegó a Neiva Olga Lucía Losada Bravo hace 25 años buscando una mejor vida. Sin embargo, ella no le ha sonreído de la forma en que quería.
Aunque su vida ha sido dura y ha tenido que soportar diferentes cargas, agradece diariamente a Dios por lo que le ha ofrecido.
Se instaló desde hace 6 años con su hijo, Andrés Felipe Rivas, en el asentamiento Alto Mirador, ubicado en el sector de Lomas de San Pedro, comuna 9 de la capital opita. Allí lograron construir una vivienda que convirtieron en su hogar.
“Estaba agobiada pagando arriendo y más porque no tenía empleo. Lo más duro fue cuando me dio chikunguña y desde ahí quedé con artrosis. Por la desesperación de no tener nada, busqué donde poner cuatro tablas y tejas de zinc”, manifestó.
Su último trabajo fue en una carpintería donde se desempeñaba lijando la madera y allí se ganaba lo del pan diario.
“Yo trabajaba en lo que me saliera, lavando o planchando ropa, de auxiliar en restaurante o incluso en la carpintería que fue mi último empleo”, relató la mujer.
La llegada de la pandemia del coronavirus cambió drásticamente el transcurrir de sus días. Después de todo, al menos tenía con qué comprar los alimentos para subsistir junto a su hijo de 15 años.
Desde que inició la cuarentena pasan los días comiendo arroz y arveja, lo único que cuentan para comer. A ella y a su hijo los acompaña una vecina, Betsabé Sánchez, una persona de la tercera edad que quedó sola y también padece las mismas necesidades.
“La señora quedó sola durante la cuarentena porque su esposo estaba en Cali y no pudo salir de allá. Lo poco que a nosotros nos llega lo compartimos con ella y lo que a ella le regalan, lo comparte con nosotros. Pese a todo no hemos pasado un día sin comer. Hemos sobrevivido por la misericordia de Dios, porque adicional a eso, duramos cerca de dos semanas sin el suministro de agua, ahora lo tenemos, pero día de por medio”, añadió Losada Bravo.
Madre e hijo no han contado con las ayudas que ha ofrecido el Gobierno Municipal y, quizás por lo lejos que queda su casa, tampoco las de personas que han hecho obras sociales y entregas de mercados en diferentes sectores de la ciudad.
Aseguran que las ayudas las dejan en la entrada del barrio, pero no son suficientes para que lleguen hasta su morada.
“Cada nada escuchamos que llegan ayudas, pero las cogen los mismos de siempre. El domingo trajeron unos mercados y unos panes, pero los repartieron como hasta tres manzanas antes de la mía”.
Su esperanza está en la alimentación escolar que ha prometido el Gobierno Departamental, pues su hijo cursa grado noveno en la Institución Educativa Claretiano, ‘Gustavo Torres Parra’.
Olga Lucía aprovechó este espacio para decirle al alcalde de Neiva, Gorky Muñoz, que tenga en cuenta al gran número de familias que no reciben ayudas de ninguna parte, y que la situación para ellos cada vez se pone peor.
“Que sean más estrictos en la entrega de mercados, conozco personas que ya han recibido muchas ayudas, deberían darle de un poco a cada uno. Algo para uno subsistir porque con esta situación cualquiera se desespera. Como yo, hay muchas personas de mi entorno que necesitamos”.
Quienes deseen ayudar a esta humilde mujer pueden hacerlo en la manzana 56 del asentamiento Alto Mirador o comunicarse con ella al número de celular 3223769802.
