Desde el pasado 17 de marzo, el presidente Iván Duque ordenó suspender las clases en todo el país y desde entonces, Santiago Ortiz, sin computador ni Wifi trata de cumplir con sus tareas, aunque tiene “miedo de perder el año”.
Luego de que el presidente Iván Duque, ordenara suspender las clases en todo el país para evitar la propagación del Covid-19, Santiago Ortiz hace un gran esfuerzo para estudiar desde su casa, él hace parte del gran número de niños y jóvenes del país que no cuentan con las herramientas tecnológicas para cumplir con sus deberes escolares.
‘Santi’, como le dicen sus amigos, vive en la comuna 10 en un hogar plagado de necesidades, en el barrio Las Palmas II y desde allí, a veces con su pequeña bicicleta de hierro pedalea hasta donde su abuela que vive en el sur, en el barrio Timanco, para poder agarrar algo de Wifi y hacer sus tareas. Usa el celular que le presta su mamá para poder acceder a la plataforma que tiene su colegio, el Agustín Codazzi, y revisar las asignaturas pendientes.
Pero no todas las veces hay Wifi que lo salve, a veces tiene que llamar a sus amigos para que le digan que actividades nuevas dejaron sus docentes y hacerle una recarga al celular de 2.000 pesos, que le dura un día y aprovechar lo más que pueda para adelantar, aunque siempre quedan tareas sin entregar.
“Yo trato de hacer lo que pueda, mi mamá tiene un celular viejito, pero agarra Wifi y me voy donde mi abuela a estudiar desde ahí porque allá no hay computador, y cuando no puedo ir, pues me toca pedirle a alguien que me haga el favor de regalarme una recarga, porque mi mamá no tiene para hacerla y así entregar lo que me dejan para hacer”, dijo el estudiante de noveno grado.
Junto con su hermana María Paula de siete años, se sientan sobre unas tablas y en una improvisada mesa, hecha de una caja de icopor y una toalla tienden sus cuadernos, colores y lapiceros para estudiar, no entienden mucho porqué tuvieron que salir de sus salones y ya no salir más a recreo con sus amigos, pero saben que hay un virus rondando y “que se deben cuidar”, como les dice Diana Ortiz, su mamá, que se dedicaba a vender arepas y se quedó sin trabajo por cuenta de la pandemia.
“A María Paula, le imprimí algunos de los trabajos que le dejaron, debe tomarle fotos a las tareas que haga y enviárselas a la profesora, pero ha sido muy difícil poder cumplir. Yo tampoco les puedo comprar un computador para que estudien porque lo que consigo es para comer”, expresó Diana mientras comentó que “el Gobierno habla y habla de que va a ayudar a los niños para que puedan estudiar, pero hasta ahora no hay nada”.
El miedo más grande de Santiago, es no tener la manera de seguir estudiando y perder el año, pues siempre se ha destacado en sus clases con buenas calificaciones, pero hasta ahora no ha podido cumplir con todas sus labores académicas y la ayuda de los profesores tampoco ha sido la mejor en medio de esta crisis que no sabe cuánto tiempo pueda durar.
“Ya le dije a mi director de curso que no podía entregar los trabajos porque no tenía computador, ni internet y lo único que me dijo fue que revisara el grupo creado en Whatssap y estuviera pendiente para entregar los trabajos. Me da miedo perder el año, yo trato de hacer lo que puedo, pero me estoy colgando de mis clases, debo trabajos de inglés, geografía, español, historia, estadística y constitución política mientras mis compañeros ya van más adelantados”, afirmó.