La tecnología de hoy ha comenzado a hacer soñar a muchos cómo podrían darse los procesos de aprendizaje en los próximos años. De esto se habla de manera permanente en países industrializados, y aún en Colombia, a pesar de los muy graves atrasos que aún experimentamos.
Porque de una cosa podremos estar seguros: mientras los avances de la tecnología se siguen dando de manera exponencial (a diario lo podemos comprobar con equipos tan pequeños como un teléfono celular ‘inteligente’), la realidad de la educación pública en el Huila y el país deja sin embargo muchas inquietudes. ¿Qué pensar cuando la principal universidad pública de Colombia, la Universidad Nacional, sufre un deterioro tan grave? ¿O de los problemas viales que impiden que escolares vayan a clases en zonas rurales apartadas? ¿O de la deserción escolar, tan frecuente en nuestro medio?
Mientras vivimos este estado de aparente desesperanza, el mundo (al menos, el más desarrollado) ya habla otro idioma. El gráfico que acompaña este texto da una idea de esos propósitos en camino. “Las nuevas tecnologías ofrecen una personalización que el antiguo sistema -todo el mundo leyendo a la vez el mismo libro- no era capaz de ofrecer”. El escritor fturista Alvin Toffler hizo esta afirmación hace años, al asegurar que las formas de aprendizaje están condenadas a la evolución si no queremos que el hombre sea superado por la tecnología que él mismo ha creado.
Toffler se refería a “escuelas abiertas las 24 horas del día, compatibilidad del trabajo de los profesores con otras dedicaciones, programas educativos integrados en diferentes disciplinas, experiencias educativas personalizadas”.
¿Cuáles serían algunas de estas innovaciones? Veamos las propuestas sobre las que ya rueda la educación “del futuro”.
• Globalización de las universidades. La tecnología puede ser la forma más sencilla de conectar lugares muy distantes entre sí, pero también se puede recurrir a la vieja estrategia de abrir una sucursal de los centros educativos más importantes en otros países.
• La realidad aumentada. Adiós a los libros físicos, bienvenida a los ejercicios online, a las tutorías con los padres a través de la red, a los videojuegos sobre los contenidos educativos, a las simulaciones virtuales.
• Educación on-line gratuita. En los últimos años han proliferado iniciativas que, a un bajo precio o incluso de forma totalmente gratuita, permiten a los alumnos acceder a contenidos y clases magistrales de profesores de primera fila que en el pasado sólo unos pocos podrían haber disfrutado.
• ¿El final del abandono escolar o su aumento exponencial? Por ahora, está demostrado que la educación on-line favorece el abandono mucho más que la presencial, ya que no genera lazos psicológicos que sí aparecen cuando se conoce en persona al docente, se hacen amigos entre los compañeros o se genera una rutina diaria en la que se acude al centro educativo.
• La neurociencia nos dirá cómo aprender. Los avances en el terreno de la neurociencia resultan prometedores para el mundo de la educación, ya que cada vez sabemos de manera más concreta cómo funciona nuestro cerebro. Diversos centros se han puesto en marcha en todo el planeta para averiguar cuáles son los métodos más útiles de aprendizaje.
• Una educación definida por las empresas. Aunque tiene mucha oposición, el proceso ya ha comenzado. Ante la constante queja de que el mundo educativo y el mundo laboral recorren caminos separados, el liberalismo económico ha defendido la idea de que la educación ha de adaptarse a la empresa, tanto para garantizar el futuro laboral de los estudiantes (dicen sus partidarios), como para obtener trabajadores ya adaptados a cada perfil demandado (dicen sus críticos).
• La desaparición de la escuela. En última instancia, cabe la posibilidad de que el colegio, tal y como lo conocemos hoy en día, desaparezca. Algunos afirman que porque el centro escolar como tal desaparecerá, y la educación se trasladará a la esfera privada de cada hogar. Otros, porque anticipan la aparición de nuevos centros que no se destinarán únicamente a impartir clases, sino donde también los niños podrán realizar deporte, jugar con sus compañeros, comer, cenar, pasar su tiempo libre.
Gráfico y fotos AFP