Juan David Huertas Ramos
El pasado 8 de Septiembre se celebró el Día Internacional del Periodismo, hecho que reviste especial interés, pues su función social es determinante para garantizar condiciones mínimas en las democracias y los mercados. Específicamente, el rol periodístico se enmarca en su función filosófica y su misión pedagógica. La una, persigue la verdad, la otra, intenta informar y educar.
En ese sentido, el ejercicio periodístico implica también una grandísima responsabilidad. Aun cuando el asunto es de orden semántico, sus efectos son de alcance social. Pues, según la Real Academia Española, la función implica el cumplimiento de una “tarea”; la misión refiere una “facultad o poder”. Es decir, el periodismo tiene la tarea de buscar y defender la verdad de los hechos, para lo cual, debe hacer uso de su facultad de informar y educar. Sin lugar a dudas, esto le ha merecido gozar de protección jurídica especial a nivel global.
Así las cosas, la función filosófica del periodismo demanda rigurosidad, lo cual no exige la renuncia a derechos individuales. Es decir, la rigurosidad en el método, el manejo de la información y los argumentos, constituye el imperativo periodístico.
Ahora bien, en lo que respecta a la misión pedagógica, debe indicarse que se cumple cuando, de forma simultánea, se informa y educa a la población sobre los hechos que son o podrían ser noticia. La labor informativa es descriptiva en esencia, sin juicios de valor que afecten la opinión pública. En paralelo, el periodismo debe enseñar aspectos que no toda la audiencia domina a fin de que ésta pueda analizar libremente los hechos presentados y tomar posición acorde con sus propias consideraciones y criterio.
Infortunadamente, las pasiones personales suelen solaparse bajo el objetivismo que no es otra cosa que la distorsión del punto medio, donde se disfraza la verdad y se ignora voluntariamente la gravedad de los hechos que pueden amenazar la estabilidad social y económica de un país. No es un secreto que los mercados son sensibles a la información, pues los precios de los activos y el costo de la deuda, tanto pública como privada, reflejan las expectativas que los agentes económicos tienen. En ese sentido, el periodismo también provee información a los mercados que se traduce en decisiones de inversión o de desinversión en un país.
A todas luces, el periodismo promueve el pensamiento crítico como habilidad social que resulta esencial en cualquier democracia, ya que promueve las libertades en que se fundamenta el derecho de los pueblos al desarrollo. Sin embargo, es importante aclarar que dicha habilidad deberá estar sustentada en el análisis argumental y no en la mera repetición de todo cuanto se escucha, sin someter la información a examen alguno desde la lógica y la razón.
Dada la relevancia del periodismo para conservar el orden social y económico, su protección se hace más que necesaria. Esto implica no subvalorar la labor periodística premiando la búsqueda de obsecuentes seguidores a costa de la verdad.