El médico Rodrigo Lara Sánchez, actual decano de la facultad de Salud de la Uninavarra expresa cómo ha sido posible continuar con el proceso académico a pesar de las dificultades que ha traído la pandemia.
Rodrigo Lara Sánchez
Decano de la Facultad de Salud Uninavarra
En Colombia completamos 8 meses de pandemia, algo que en el mes de marzo nos parecía pasajero, similar a las epidemias de influenza que se viven anualmente especialmente en los países septentrionales y que una vez llega el verano, ceden. No fue así como se pensó en un inicio y mas bien nos dejó una enfermedad que muy probablemente va a convivir con nosotros por largo tiempo.
En un comienzo nos escondimos del virus, planteamos la estrategia de confinamiento mientras nos preparábamos para enfrentarlo. Mejoramos la disponibilidad de camas en UCI y de atención hospitalaria, y luego después de largos meses de aislamiento preventivo y control de la epidemia nos abrimos al virus. El resultado obvio fue el incremento en el número de casos. Fuimos aprendiendo poco a poco a enfrentarlo, pero finalmente después de estos largos meses, el distanciamiento social, el lavado frecuente de manos y el uso del tapabocas continúan siendo nuestras mejores herramientas ante la carencia de un tratamiento efectivo y la disponibilidad de una vacuna.
Desde la Fundación Universitaria Navarra-UNINAVARRA, tal como lo hicieron otras universidades, adelantamos camino y nos metimos de lleno en la virtualidad en pleno confinamiento, con aciertos y desaciertos que nos sirvieron de aprendizaje, recorrimos un camino para afrontar la enseñanza médica desde la distancia. Aceleramos el paso hacia la virtualidad, y empezamos con un gran aporte tecnológico y administrativo a impartir enseñanza en la distancia, buscando ser innovadores en la misma. El uso de plataformas digitales e incluso de redes sociales ha permitido llamar la atención de estudiantes y docentes en la búsqueda de la permanencia y el aprendizaje.
Sabíamos que la telemedicina es una realidad que permite hoy en día prestar un servicio de salud a un paciente ubicado a cientos o miles de kilómetros del médico; esto nos sirvió de ejemplo. Se demostró que la formación del talento de la salud puede tener un componente virtual importante. Sin embargo, la formación de competencias para los profesionales de la salud requiere también de presencialidad, de esa relación médico paciente que resulta necesaria a la hora del examen y la valoración, un aprendizaje que se basa en el trabajo en equipo y que está lleno de retos por resolver de manera colaborativa en donde intervienen diferentes profesionales y especialidades.
Definimos con equipos de trabajo constituidos al interior de la universidad y con el apoyo expertos externos en educación universitaria, teniendo como base los Decretos Presidenciales y lineamientos de los Ministerios de Educación y de Salud, nuestros protocolos de regreso seguro y retorno mediante la alternancia. Así, manteniendo los protocolos de bioseguridad, haciendo un seguimiento estricto a todos aquellos que asistieran a las aulas y laboratorios logramos volver de manera segura. El siguiente reto fue retornar a los centros de práctica hospitalaria; fue así, como después de diversas discusiones en torno a la seguridad de estudiantes y pacientes logramos retomar dichas prácticas. No es igual que antes claro está, debimos reducir el número de estudiantes en los escenarios de práctica, personalizar mas ese tipo de formación, olvidar las revistas médicas en grandes grupos y dejar una parte de la responsabilidad en manos de todos, del autocuidado y protección.
El acompañamiento de los comités constituidos por expertos y conocedores del tema ha permitido llegar hasta las familias, brindar asesoría en los temas de la salud, así como también ofrecer apoyo psicológico, tan necesario en estos momentos.
El reto que viene es hacer de esta nueva realidad una experiencia productiva en el campo académico, enriquecedora, con nuevas ideas de aprendizaje fundamentado en el fortalecimiento de las herramientas que nos ofrece las nuevas tecnologías de la información TIC, como plataformas, simuladores y nuevas experiencias de la virtualidad, en otras palabras, acelerar la implementación de la cuarta revolución.
Quizás el Covid-19 nos quitó por algún tiempo los saludos cercanos y abrazos, pero por otra parte nos impulsó hacia un nuevo camino de aprendizaje que nos hace romper paradigmas, como el hecho de que el conocimiento solo se logra de manera presencial. Bienvenida esa nueva realidad académica.