En uso de su legítimo derecho, consagrado constitucionalmente, y con el exigido nivel de transparencia dada su alta investidura, ha anunciado – con cinco días de anticipación a la fecha legal exigida – el presidente Juan Manuel Santos Calderón su intención de someter su nombre al escrutinio de los colombianos en búsqueda de la reelección de su mandato por cuatro años. Ha destapado sus cartas a tiempo, ha expuesto sus argumentos y ha presentado un somero balance de su gestión para que sean los ciudadanos quienes decidan cuál será el rumbo del país entre 2014 y 2018. El escenario está planteado y ha hecho bien el Presidente en señalar cuál será su derrotero, en exponer sus ejecutorias y en dirigir sus palabras a sus eventuales rivales. De eso se trata la democracia: de jugar bajo teóricas reglas iguales – aunque en ningún país donde hay reelección inmediata pueda hablarse de verdadero equilibrio entre quien gobierna y aspira, y quienes quieren remplazarle – y de someter su nombre a ese veredicto que cada ciudadano tiene el derecho libre y autónomo de dar a conciencia. Los rivales ya saben cuál será el campo de batalla electoral y el país entra en un período de confrontación ideológica y política que, ojalá, se cumpla bajo estándares mínimos de tolerancia, respeto por las ideas ajenas y juego limpio.
Ahora bien, respecto de la exposición del presidente Santos al anunciar su voluntad de inscribirse como candidato, es indudable que su apuesta de campaña será la paz. No es por supuesto ninguna novedad pero queda claro que, de esta manera, les ha delimitado el campo a los contendores y esa discusión será el epicentro de los debates. Una apuesta, en todo caso, arriesgada porque no se trata solo de la voluntad de su Gobierno de llegar a una finalización pacífica del conflicto interno, sino de lo que se acuerde con las Farc, y no es novedad que los negociadores de la guerrilla saben que tienen la sartén por el mango y que gozan de posición estratégica. Según Santos, hay grandes avances y por primera vez, hay grandes posibilidades para que las Farc dejen las armas y se reintegren a la vida civil. No en vano, insistió en la continuidad para garantizar su consolidación.
Sin ser candidatos, tienen el fiel de la balanza y hacia la dirección que ellos se muevan, se moverá el péndulo electoral. He ahí un punto focal en el que se verá o no la dimensión de estadista histórico que muchos le han reconocido a Santos.
Ya tenemos tres candidatos definidos: Santos, Clara y Oscar Iván. Tres tendencias marcadas, ideologías concretas, pensamientos disímiles, perfiles de buen nivel para los debates. Seguramente llegarán dos o tres más en el transcurso de los próximos meses. La democracia sigue vigente. Ojalá sea la paz, y no la guerra, la ganadora final.
“Según Santos, hay grandes avances y por primera vez, hay grandes posibilidades para que las Farc dejen las armas y se reintegren a la vida civil”.
Editorialito
El ingeniero huilense Rey Ariel Borbón acaba de ser nombrado Gerente General del Incoder. Sin duda, una importante posición para el Huila, clave en el postconflicto. Una cuota pendiente que tenía el presidente Santos con el Huila.