El colorido y la majestuosidad del traje típico del Sanjuanero Huilense se opacó ayer con el fallecimiento de Ana María Bernal Vanegas, la mayor exponente y protectora de este elemento representativo de la cultura opita. El folclor está de luto.
Carolina Argüello Cruz
Desde muy niña, Ana María Bernal Vanegas estuvo rodeada de lentejuelas, canutillos, cintas, encajes y flores que le daban vida al traje típico del Sanjuanero Huilense. Su mamá, Lulú Vanegas y sus tías Olga, Judith y Pina Vanegas, fueron mujeres que convirtieron este arte en una tradición que más adelante se forjó en un legado familiar que Ana María mantuvo intacto.
Esta fue su pasión, su orgullo y principalmente su mayor tesoro. Pues a ‘capa y espada’ defendió y protegió el traje del Sanjuanero Huilense como la joya más preciada de la cultura opita. Pese a que al pasar de los años tuvo cambios significativos, Ana María siempre estuvo segura que no se podía desvirtuar y terminar con su verdadera esencia.
En sus conversaciones con los medios de comunicación, siempre manifestó sentirse orgullosa y emocionada de pertenecer a esa herencia.
“Olga y Lulú trabajaron durante dos décadas los trajes y a mediados de los años 70, se unieron a ellas, sus hermanas Judith y Pina. Mi tía Pina jamás dejó de trabajar e innovar para que el traje fuera majestuoso, a ella le debemos las flores troqueladas, constantemente buscaba materiales vistosos como el Lame o finos encajes, sus aportes valiosos fueron clave para la dimensión que adquirió el traje del Sanjuanero, solemne y esplendoroso” resaltaba cada vez que le preguntaban por aquella casta representativa en la región.
Ana María Bernal Vanegas falleció ayer en la ciudad de Bogotá, luego de padecer un difícil y doloroso cáncer de pulmón que, acompañado de la pandemia, la había alejado de los escenarios folclóricos y culturales. De acuerdo con sus familiares, llegó a la clínica para valoración e iniciar un tratamiento más fuerte para vencer la enfermedad, estaba muy descompensada y la enviaron a urgencias, donde sufrió un paro respiratorio y nada pudieron hacer los médicos de la institución.
Fue una mujer que luchó, trabajó y defendió el traje típico, para que su elegancia y majestuosidad no perdieran sus características y dejara de ser aquel elemento lleno de magia con el que se logra una excelente interpretación del Sanjuanero Huilense.
Diana Marcela Molina Argote, exsecretaria de Cultura del Huila, recibió con dolor su inesperada partida, al tiempo que exaltó su obra a favor de las faldas del Sanjuanero.
“Ella era una protectora, defensora y salvaguarda, sin ninguna duda, de lo que es el traje típico que nosotros deberíamos estar cuidando para que no se vaya a dañar el baile y después termine siendo otra cosa. Me queda en el recuerdo y en mi corazón ese gran anhelo de ella por preservar y cuidar del festival a través de la manifestación cultural para que este traje no se fuera a convertir, un día de estos, en una minifalda”.
Fue tal su compromiso con este elemento, que uno de sus sueños fue abrir las puertas del Museo del Sanjuanero, lugar ubicado hoy en el centro de Convenciones, y que de acuerdo con, Diana Marcela Molina Argote cuenta una historia fenomenal a través de los diseños que lucían las reinas del bambuco desde que inició el Reinado Nacional.
Trajes únicos y majestuosos
Ana María siempre estuvo rodeada de mujeres bellas, de reinas y personas que siempre exaltaban sus diseños y que lucían sus prendas con orgullo.
El público aún recuerda la tarde del 15 de junio de 2018 en que Myriam Hurtado de González, primera dama del Huila, de ese entonces, salió a la Plaza de Banderas vestida por Ana María Bernal. Era un traje confeccionado en organza, satín y tul; pintado a mano con una técnica mixta al carboncillo que requirió de más de cinco meses para su cuidadosa elaboración.
En él se vislumbraban las ocho figuras del Sanjuanero Huilense pintadas al carboncillo, que contrastaban con el millaré en hilos plateados y blancos y el colorido rabo e’ gallo. Se destacaban la escarcha láser y las flores rojas carmesí típicas de la región, que le daban un toque único y sofisticado.
Y cómo no traer a la memoria aquel 1 de julio de 2019 en el que María del Mar Tovar, exreina nacional del Bambuco, era la presentadora de la ceremonia de coronación y salió al parque de la Música Jorge Villamil Cordovez con un vestido que hacía memoria a los que utilizaba Luz Cucalón, primera reina del Bambuco en el año 1961.
“A Luz Cucalón le hicieron un traje muy parecido y en esa época los colores que se utilizaban eran azules, rojos, negros y blancos y a mi me pareció que era muy bonito retomar nuestras tradiciones y le dije a Ana María que quería uno de esos. Ella tenía uno blanco que ya con el tiempo era beige y le dije que me lo vendiera, pero decía que no porque hacía parte de su museo. Ese vestido me sirvió de inspiración para decirle que quería uno igual”, dijo María del Mar Tovar.
Recuerda con risas que Ana María la tildó de loca porque era un traje de mucha elaboración y el tiempo ya estaba en su contra, pues el fondo era un vestido, encima iba la falda y las flores eran recortadas de tela y luego cosidas a mano en el vestido. Aunque el traje se hizo a su imagen y semejanza, un detalle faltó, el cinturón. Y aunque acordaron reunirse para su realización, la pandemia y su enfermedad se convirtieron en los principales obstáculos.
Amiga incondicional
Son muchas las anécdotas, recuerdos, alegrías y aportes que rodean la vida y obra de Ana María Bernal Vanegas. Sergio Medina, parejo oficial del Sanjuanero Huilense no ha podido sacar de su memoria aquel traje camuflado que le hizo a una de sus candidatas para homenajear a los militares durante el evento del Reinado Nacional del Bambuco que se realizaba cada año en el casino de oficiales del Batallón Tenerife.
“Me dijo “usted es de los parejos más loquillos que he tenido, pero para ti, lo que necesites porque te amo”. Era una amiga incondicional con la que siempre uno contaba para los caprichos”.
Sergio afirma que quienes visitaban su casa, ubicada en la avenida La Toma, entre carreras Cuarta y Quinta de Neiva, pasaban una tarde fresca en la que adquirían conocimiento sobre la tradición. “En cada rincón había canutillos, lentejuelas y telas de diversos colores. Fue jurado de la edición 59 del Festival (última realizada). Se fue un ser irremplazable para el festival. Amiga del Reinado del Bambuco, apasionada a su conocimiento y defensora como ninguna”.
Color, luz, alegría y creatividad
Para Raúl Rivera Cortés, importante gestor cultural del Huila, la pronta partida de la diseñadora y artista plástica, que cumplió el pasado 30 de octubre 61 años de edad, enluta el corazón del folclor huilense, la alegría, el jolgorio del Festival y el color de fiesta.
“Ana María Bernal era una de las mayores exponentes del folclor representado en el cuidado, preservación, desarrollo y conservación de uno de los elementos más preciados que tenemos los huilenses como lo es nuestro bello, hermoso y muy bien calificado traje típico del Sanjuanero Huilense. Fue una persona que amó profundamente el ser huilense, que se enorgulleció de lo que somos como pueblo. Una mujer que con sonrisa siempre mostraba su ímpetu y ganas de acertar, aportar y colaborar para que ese legado que los antepasados nos han dejado en nuestros rasgos festivos nunca decreciera”.
Rivera Cortés recordó a otros grandes exponentes del folclor huilense que han dejado la tierra para hacer parte de la corte celestial.
“Ella, como Tony Arbeláez, Ulises Charry, Abel Valderrama y otros grandes de nuestro folclor ocupa y ocupará un sitio especial en la memoria cultural y folclórica de nuestro departamento. Paz en su tumba y que el Señor la reciba para que allá siga llenando de color, luz, alegría y creatividad lo que somos los huilenses como pueblo”.
Decenas de personas se han sumado a las condolencias por la pérdida irreparable que deja para su familia y el departamento el fallecimiento de Ana María, quien estaba radicada en Bogotá, adelantando un tratamiento en el que siempre estuvo acompañada de sus hijos Guillermo, María Mónica y Juan Esteban Ferro Bernal.
La diseñadora de joyas, Olga Lucía Gómez, la calificó como una fiel intérprete de la tradición familiar de las diseñadoras de trajes típicos de las hermanas Vanegas Castro, que en tan alto grado dejaron el nombre de la cultura huilense en el contexto regional, nacional e internacional.
Una de sus más cercanas amigas era Margarita Díaz Restrepo con quien compartía tardes enteras acompañadas de tinto, pan, pintura y largas conversaciones.
“Bernalita, como cariñosamente te decía. Tantas enseñanzas, tantos aprendizajes, tantos momentos lindos están en mi mente y en mi corazón y ahí quedarán estampados con tus sonrisas y carcajadas fabulosas. Tu positivismo que invadía en mí, cada vez que hablábamos, tu sonrisa, tu valentía para enfrentar la vida, pero, sobre todo, tu espontaneidad que te caracterizaba al hablar hizo que nos conectáramos desde hace muchos años. Me enseñaste a sonreírle a la vida aún en los momentos difíciles. Su amor por sus hijos la hizo ser cada día más fuerte, los amaba, eran su razón de vivir; su cariño por sus animalitos (perros, gatos, pájaros, loros) hacían de Anita la mujer sensible, amorosa y generosa: de corazón grande”.
Según conoció LA NACIÓN, su cuerpo será velado en Bogotá y posteriormente en la ciudad de Neiva, donde se realizarán sus exequias.
Te merecías la vida entera y el cielo
Marcela Bahamón Vanegas, prima-hermana de Ana María escribió para LA NACIÓN este emotivo mensaje despidiendo a quien fuese su amiga, hermana y confidente.
Ana María: mi amiga, mi hermana, mi confidente… tan alegre, amorosa y especial. Nacimos juntas, el mismo año, de dos mamás hermanas que se amaron, y así, incondicionalmente nos amamos toda la vida. Las vidas nuestras siempre fueron de risas, de amores, y de compartirlo todo. Doy gracias a Dios y a la vida por regalarnos toda esta vida juntas, por haber compartido la niñez, la adolescencia y la vida entera. Dios te premió con tus habilidades, tu belleza y tus manos de hada. Siempre me reiré acordándome de tu simpatía, de tu irreverencia y autenticidad… ¡tu sí que rompiste el molde! Te merecías la vida entera y el cielo… por eso te fuiste antes que nosotros. ¡Te amé y te amaré por siempre mi Catarnica hermosa!
