Píter Bonilla Díaz
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Aquí está:
Antes de que se me olvide, aunque ya lo he escrito por las redes sociales, creo que todos estamos “mamaos” con la demora en las timbradas, las frecuentes voces entrecortadas y la caída de las llamadas por celulares. Ni forma de reclamar esta irregularidad ante el Ministerio de las TIC. Si mi información no está errada, es el que controla estos operadores. Y ante el “miercolero” en que está, pues “ni han se sabe pelaito” hasta cuándo van a solucionar esta “nuebonada” de la ministra con apellido afgano. Me pasa hasta cuando hablo con tigo…
Otro asunto que francamente me tiene fregado, es que no me he podido quitar el Sambenito de “godo sectario”. Alguien que cuente sin “cañar”, fuera de la “paja” que echa el señor Google, qué era lo que hacía este pobre santito para que corriera con esa fama. Y tan mala.
Volvamos al tema. Por supuesto que soy vertical en mi creencia partidista desde mis años mozos a partir de iniciarme en el periodismo. Empezando cuando fui a los veintidós años de edad corresponsal en Neiva del periódico capitalino El Siglo, hoy Nuevo Siglo, llamado en la época “el diario de La Capuchina”, por estar cerca de un templo con ese nombre en Bogotá. Igual fueron los “cachiporros” o “collarejos” con su Partido Liberal, con o sin hacer parte del llamado “cuarto poder” de los medios de comunicación social en sus diferentes modalidades. En mi caso sucedió porque me ufanaba de ser combativo, y no me dejaba joder. Claro que ya los veo “muertos de la erre” y prestos a “mamarme gallo” cuando me vean.
Siempre he dicho que se es sectario cuando no se está en la secta del adversario, sea o no cordial. Si se identificara con este, sería un “verraco”. Así somos y qué le vamos hacer. Hay que ponerle buen humor a la vida.
Pues ya que menciono a Gómez, mi pertenencia al otrora “glorioso Partido azul Conservador”, como reza su himno, también quedó enterrada con el magnicidio de este visionario pensador en el gobierno del que la plata del narcotráfico de los Rodríguez Orejuela y del mismísimo “Chapo Guzmán”, para su elección entró a sus espaldas en un elefante llamado Ocho Mil.
El líder que nos infundiera en su momento a los godos el talante conservador. Principios que muchos de los “fejes” después de su definitiva partida lo volvieron toda una corruptela. No se debe generalizar, pero casi todos fueron “enmermelados” por “FarcSantos”. Y adictos al clientelismo que también calificara “el chiquito” Carlos Lleras Restrepo, para fustigar a su émulo de siempre el “emperador turco” Julio César Turbay Ayala, que, como se sabe, ya convertidos en los polvos que les dieron la vida en esta tierra non sancta.
Quiere decir que desde cuando surge la figura de Álvaro Uribe Vélez, por sus políticas de Seguridad Democrática y por tanto de inversión social que nos devolvió la tranquilidad y fortaleció la economía, ahora soy única-doblemente Alvarista. ¡Y no más!
Como también ya lo he escrito, en relación con la campaña por la sucesión del presidente Iván Duque Márquez, me gustan todos los pre candidatos del Centro Democrático, al igual que el ex alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa Londoño. Primero dije que había que reivindicar moral y políticamente al que fuera un excelente ministro de Hacienda, Oscar Iván Zuluaga, ante el entrampamiento – socorrida palabreja de ahora -, urdido por Judas con la “manguala” del parcializado fiscal General durante su desgobierno, Eduardo Montealegre (ya no está tan contento), cuando se inventaron el tal hacker para robarle su presidencia y conseguir la reelección del traidor. Pero se demoró mucho OIZ en mostrar nuevamente la “arrechera” por conquistar el trono de Bolívar. No del tramposo de la vandálica “primera línea”.
Entre tanto se presentan los paros destructores e incendiarios, y por la falta de decisión del Mandatario para reprimir la horda violenta de estos hijuetantos barbaros, surge la figura de la “verracamandaca” senadora María Fernanda Cabal. Es cuando se repite la historia de hace dos décadas cuando se hallaba el país en vilo por el terrorismo, e irrumpe nuevamente Uribe como candidato esa vez a la Presidencia. Interpreta la angustia de los colombianos y se hace elegir en la primera vuelta frente al otro aspirante el hoy difunto Horacio Serpa, quien le llevaba una inmensa ventaja como de Barranca a Medallo.
Como existe consciencia y una alerta para que el próximo jefe del Ejecutivo no sea “mamerto-fariano” que conduzca a Colombia hacia el despeñadero VeneCubano, lo importante, lo relevante es como dijera Gómez Hurtado, llegar a un acuerdo sobre lo fundamental entre los sectores de centro y derecha. Acordar el mecanismo expedito, (hay que apretar bien pa´que no se vaya a salir uno…) para determinar los candidatos a la Pre y a la Vice. E irnos airosos, no de…, si no al cubículo electoral, ojalá para ungir en el primer intento a la persona que imponga autoridad y orden desde la primera “chanfa” oficial, y dejar con los fajos de billetes embolsados a Petro. A Roberas, el senador de aquel maletín lleno de milloncitos para los tintos, y los $1.800 millones que le descubrieron en una caja fuerte empotrada en su apartamento de Cali. Se adivina como los hubo. Su colega también Robando Benedetty, quien no ha podido demostrar ante la Corte Suprema dizque de Justicia, el origen de una inmensa cantidad de plata.
De todas formas, allá no condenan a sus copartidarios comunistas; junto con el tal-iván Cepeda, que también la…, ca-quien ha sido el único pro chusmero que ha estado en todas las cárceles. Y sabemos por qué.
