Un informe que preconiza la legalización del suicidio asistido y el doloroso testimonio de una política que contó el suicidio de su madre reactivaron en Francia el debate sobre la legalización de la eutanasia.
Desde 2005 una ley reconoce en Francia el derecho a "dejar morir" con tratamientos contra el dolor, pero la eutanasia activa y el suicidio asistido siguen estando prohibidos, contrariamente a la legislación en vigor en Bélgica, Holanda o Luxemburgo.
A pedido del presidente François Hollande – una de cuyas promesas electorales fue una ley que permitiera a los enfermos incurables "morir con dignidad", aunque sin pronunciar la palabra eutanasia -, un grupo de veinte ciudadanos se reunió a puertas cerradas para debatir sobre esa práctica que la mayoría de los franceses desea ver legalizada, según varios sondeos.
En sus conclusiones, presentadas el lunes a la prensa, el grupo preconiza la legalización del suicidio asistido médicamente y de la eutanasia en casos excepcionales o "cuando el consentimiento directo del paciente no puede ser recogido".
Es decir, el grupo aboga por el derecho de un paciente a decidir morir, pero no por que sea la familia o el personal médico quienes decidan, salvo cuando el paciente no puede decidir a raíz de la gravedad de su estado.
"La posibilidad de suicidarse con asistencia médica constituye, a nuestro entender, un derecho legítimo del paciente en fin de vida y que sufre una patología irreversible". El mismo debe basarse "en su consentimiento" con "plena conciencia", dice el informe. Los casos excepcionales de eutanasia serían "dejados a la apreciación colegiada de una comisión local".
Paralelamente, el testimonio de Sandrine Rousseau, concejal de la región Norte-Paso de Calais y portavoz del partido Europa Ecología Los Verdes, asociado a los socialistas en el gobierno, aportó una nueva voz a los partidarios de la legalización de la eutanasia.
Rousseau contó en su blog la muerte de su madre, que decidió suicidarse ingiriendo una gran cantidad de medicamentos, a los 68 años de edad y después de 26 años de lucha contra el cáncer.
La edil relató la muerte de su madre para "gritar lo insoportable y denunciar" una agonía de "nueve horas de sufrimiento" sin ayuda médica.
"Morir con dignidad tiene un verdadero sentido, y sobre todo tiene un nombre: eutanasia", dijo.