Mako Komuro dejó su título de la familia real japonesa por amor. Se casó con un ciudadano del común, abandona el palacio real y renuncia a una multimillonaria dote.
La princesa Mako se ha casado con Kei Komuro, excompañero de la universidad, quien no pertenece a la realeza. La Casa Imperial de Japón presentó este martes los papeles para registrar su matrimonio ante un Gobierno municipal, confirmó a Efe un portavoz; con esto, ella deja de formar parte de la familia real nipona.
Desde que anunció su compromiso en 2017, la pareja se convirtió en blanco predilecto de los tabloides que hablaban de las dificultades financieras de la familia plebeya de Komuro. A la princesa se le había diagnosticado trastorno de estrés postraumático debido al revuelo mediático y críticas púbicas que había generado el anuncio de su casamiento.
Pero finalmente, “los papeles del matrimonio fueron tramitados y aceptados”, dijo un responsable de la casa imperial a AFP.
Las imágenes televisivas mostraron a la princesa y sobrina del emperador Naruhito abandonando la residencia imperial de Akasaka. Con un ramo de flores rosas pálidas en las manos, Mako se despidió con una reverencia de sus padres y de la prensa y con un abrazo de su hermana.
“Kei es un ser insustituible”, dijo Mako en una declaración retransmitida en directo por televisión.
“Amo a Mako”, proclamó a su vez su esposo, quien agregó que “de ahora en adelante quiero estar al lado del amor de mi vida”.
En la familia imperial nipona, las mujeres no pueden acceder al Trono de Crisantemo y pierden su título cuando se casan con un plebeyo.